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Vajilla, le bon ton…



Un imprescindible a la hora de montar la mesa, sin lugar a dudas es la vajilla y las hay de distintas calidades, modelos y colores… hay para todos los gustos y su importancia es vital, pues son los utensilios donde se sirven, trasladan y depositan los alimentos que vamos a ingerir, hablamos del conjunto de platos hondos, llanos, tazas, fuentes y elementos como las teteras y cafeteras, entre otros.

Hace algún tiempo, las vajillas solían ser fabricadas de barro, ahora son fabricadas con materiales nobles, como la loza, cerámica y la más destacada de porcelana.

Las primeras evidencias de la fabricación de la porcelana fueron durante la dinastía Han (206 ac -200 dc). El secreto de la fórmula para obtener la porcelana se mantuvo herméticamente guardada por lo que se llegó a conocer como el “oro blanco”, sin embargo trasmitieron los secretos de la química y el arte de esculpir a los japoneses, quienes por supuesto pusieron su peculiar sello de fabricación decorando su porcelana con dibujos de conchas de mar y de pájaros, lo cual facilitó su identificación.

Con el tiempo, la fabricación de las vajillas se extendió por varios países, hay fábricas bastante conocidas que se encargan de su elaboración manteniendo los estándares más altos en cuanto a calidad y diseño, las más conocidas son: Bavaria, Haschentreuter, Rosenthal, Meissen de Alemania, Limoges, Sevres de Francia, Karlovy Vary de la República Checa, entre muchas otras.

Cada uno de estos fabricantes coloca su sello distintivo en el reverso de cada pieza que compone su vajilla por lo que es fácil identificar su procedencia, por supuesto no lo haremos cuando estemos invitados a una cena, sería una actitud desatinada además de grosera no solo con el anfitrión, sino también frente a los demás invitados. En todo caso eso se hace en el momento de realizar la compra de la vajilla, con el fin de verificar su procedencia y autenticidad. Sin embargo, actualmente algunas de estas marcas tienen sucursales y oficinas con licencia en distintos países, por lo que la compra realizada directamente en estos lugares está garantizada.

Estos fabricantes producen vajillas con piezas calculadas para 12 personas además de sus respectivos accesorios, pero existen casos en los que el requerimiento del número de piezas es mucho mayor, en ese caso se realiza la compra directamente a la fábrica de preferencia, indicando el diseño, color y la cantidad requerida, esto se da generalmente en grandes hoteles, empresas y por supuesto para un Estado, donde no puede faltar la vajilla presidencial. Si la fábrica de preferencia tiene representación en el país, será más sencillo sin duda.

Estas vajillas presidenciales tienen un diseño propio respecto a la combinación de colores y emblemas que llevan en su superficie, detalles que son coordinados y encargados por el comprador.

La fábrica Karlovy Vary, ubicada en Praga, fue por muchos años la encargada de la fabricación de nuestra vajilla presidencial, así como la cristalería (Copas de agua, vino tinto, vino blanco, entre otros). Cada pieza está perfecta y cuidadosamente diseñada, con una combinación de elegantes tonos y colores, de la misma manera, cada una tiene grabada en su superficie el escudo nacional, que hace que la vajilla en sí, sea única en su género pues se trata de la vajilla presidencial.

En Praga, antes llamada capital del Reino de Bohemia (Ex República de Checoslovaquia), está la fábrica de porcelana Karlovy Vary y la producción es realizada en nueve plantas y cada una se especializa en cierto tipo, Ver en exposición la colección de las diferentes vajillas que fueron fabricadas por encargo de nuestros gobiernos a lo largo de muchas décadas es todo un privilegio.

Sin embargo, en un mercado competitivo, es absurdo pretender que solo existen las fábricas mencionadas así que buenas noticias para todos, no es necesario buscar mucho para darnos cuenta que hay marcas más económicas y accesibles que también tienen diseños muy bonitos y elegantes, lo que permite que todos podamos montar una hermosa mesa reflejando nuestro buen gusto, y voy a insistir en lo siguiente:

Una mesa elegante no es necesariamente aquella que tiene una vajilla cara o que los elementos que están en la mesa tienen un valor incalculable, una mesa elegante es aquella que refleja el buen gusto de quien la monta, es aquella mesa donde existe una exquisita combinación de tonos y colores y que, sobre todo, vayan con la ocasión… no es lo mismo una cena formal y un cumpleaños, todo tiene su lugar… hasta los colores.

Una mesa sobria y sencilla es muchas veces más elegante que una mesa recargada, pero debemos tener cuidado con la pulcritud, verifiquemos que cada uno de los elementos de la vajilla que vamos a utilizar esté en buen estado, sin raspones o desportillados, muchas veces con el tiempo y el uso pueden perder su brillo y color especialmente cuando no son de porcelana, vamos a evitar mesclar distintos juegos de vajillas, utilicemos un solo material, respecto a los cubiertos procuremos que todos sean del mismo juego, las copas y/o vasos de la misma manera, todo debe ser del mismo juego para que haya armonía, pongamos un lindo mantel de tela con sus respectivas servilletas y a disfrutar con lo que tenemos en casa, la cosa es darnos un buen trato nosotros mismos.

Nunca olviden que el placer de comer se inicia con el espectáculo de una mesa puesta con estilo.

Georgette E. Bretel de Aliaga

Escritora y experta

Ceremonial, Protocolo,

Etiqueta y Comportamiento Social

www.facebook.com/Georgette.E.Bretel.de.Aliaga

Gebreteldealiaga.blogspot.com

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