OPINIÓN    

Recuerdos del presente

Lecturas equivocadas

Humberto Vacaflor



Hay la creencia generalizada de que el MAS está cavando su propia tumba con los ataques que lanza contra la Cruz Roja, las ambulancias y el suministro de oxígeno en estos días de terror.

La idea parte de creer que el partido del cocalero Morales comete un error al lanzar estos ataques salvajes, que lo llevarían a una derrota segura en las elecciones.

Este análisis parte de la premisa de que las elecciones se realizarán de todos modos y que el partido del cocalero será derrotado, como dicen las encuestas.

Quizá haya que advertir que el cocalero en cuestión es solamente una pieza en un tablero muy grande donde se está dando una guerra fría que ha dividido al mundo entre los buenos y los malos, según el cristal con el que los mires.

Los ataques que lanza el partido del cocalero contra el sistema de salud pública, a tal punto de provocar la muerte de varios ciudadanos en Oruro y La Paz por falta del oxígeno bloqueado, no son hechos ciertamente pensando en las elecciones.

¿Qué puede interesar una elección en un país de 11 millones de habitantes a los comandantes de esta guerra que ha dividido al mundo en dos? A los chinos, con 1.400 millones de habitantes o a los rusos, con 250 millones, les importa muy poco lo que pase en Bolivia en las elecciones.

Estos dueños de la situación quieren que se produzca una convulsión social en Bolivia porque le conviene al eje crear un incendio en este hemisferio. Y en estas latitudes, vecinas de Argentina y Brasil.

Muy lejos en su lista de intereses está la posibilidad, remota, de que el cocalero Morales retorne al gobierno en Bolivia. Saben que eso no es posible, pero saben también que el personaje les sirve para provocar convulsión, para lo que cuentan con los recursos económicos de la transnacional.

La guerra fría que está dando ahora no es tan fría que digamos. Hay una flotilla de buques de guerra de Estados Unidos en las aguas territoriales de Venezuela y hay otra flotilla, hecha de barcos supuestamente pesqueros, 260 en total, que tiene la China en aguas territoriales de Ecuador. Lo ha dicho el gobierno de ese país.

Por lo tanto, cuando miramos lo que pasa en Bolivia será preciso observar el panorama grande, el gran tablero político internacional. De lo contrario, estarás perdido.

No importa lo que se difunda ahora en Bolivia, con o sin la venia de los comisarios políticos dejados por el masismo en algunos medios: lo importante es observar lo que realmente ocurre. Y lo que ocurre es una guerra que en cualquier momento podría desencadenar un desastre del que quizá el virus chino termine indemne, lo que no es ningún consuelo.

Siglo21bolivia.com

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