1ra. Parte

La iconografía primigenia del Gran Poder

Marcelo Arduz Ruiz


La advocación que representa a la Trinidad celestial con el rostro triface de Jesús en un solo cuerpo, sosteniendo con los brazos extendidos una cábala mística piramidal en idioma latín (…Pater est Deus/ Filius est Deus/ Spus Sctus est Deus”), conocida en nuestro medio como Señor del Gran Poder o de los tres poderes divinos, en lejanos tiempos de la colonia tuvo una extraordinaria difusión en todo el continente, pero debido a presiones de la reforma la Santa Sede terminaría por proscribirla, ordenando a bajarla de los altares.

1.- ÍCONO DE FILADELFIA.- En tierras norteamericanas, la imagen llega algo rezagada a través del álbum el “Libro de Horas”, publicado en el viejo continente los años en 1517 y 1524, alentado por Enrique VIII el restaurador de la monarquía inglesa y fundador del ancticlericanismo, quien debido a que el Vaticano le negara autorización para su divorcio con Catalina de Aragón, decide separarse de la Iglesia católica para crear su propia corriente iglesia en Inglaterra. Monarca cruel y sanguinario, puede ser considerado como el más auténtico precursor del Tribunal de la Inquisición y del colonialismo imperial.

2.- ÍCONO TRISONÓMICO DE LA MASONERÍA.- En reminiscencia de la creencia que en territorio norteamericano subsisten vestigios masónicos anteriores a la llegada de Colón, a los vínculos de la Trinidad con la independencia de los Estados Unidos de dominio anglosajón y la instauración de la moneda estadounidense con el símbolo del triángulo que encierra el ojo divino “que todo lo ve”, una lámina contempla el principio trinosófico de la masonería rescatado en el llamado Libro Negro de la Masonería que fuera combatido por las sectas sociniana y Antitrinitaria.

En el continente austral únicamente seis escasas pinturas lograron librarse de la pirra inquisitorial, relacionadas todas al modelo del Convento de Toledo, la zona vasca de Mondragón o el del templo de Navarra en España, que son los que seguidamente se detallan:

3.- LIENZO DE LIMA.- Gracias a que nunca estuvo expuesto en los altares, en la república del Perú se salvó un espléndido lienzo de ciento veinticuatro cm. de ancho por ciento ochenta y dos de alto. Perteneció al patrimonio privado de la familia del ex presidente Prado, que en 1957 lo donó a la nación peruana junto a un valioso lote de pinturas coloniales para inaugurar el Museo de Arte de Lima, situado en el céntrico Paseo Colón. Hoy es una de las piezas más requeridas en giras artísticas, pidiéndola en calidad de préstamo importantes museos para exhibiciones temporales en el exterior.

4.- LIENZO DE LA PAZ.- Data del año 1663 y se lo atribuye a “autor anónimo de la Escuela Popular del Collao, con influencias de las escuelas potosina y de Calamarca”. El lienzo ha llegado hasta nuestros días con los rostros laterales de Cristo cubiertos, que se perciben (además de la cábala bajo la túnica) en una radiografía de rayos ultravioletas que se halla en el Ministerio de Culturas, manteniendo las figuras de los dos santos al pié del lien-zo. Es el único que conserva la veneración popular, habiendo originado el multitudina-rio y fastuoso desfile de música y danzas folclóricas conocido como la Fiesta Mayor de los Andes, en el día consagrado a la Santísima Trinidad.

5.- LIENZO DE CHUQUISACA.- En tem-pranas épocas de la colonia, surge en la capital de la Real Audiencia de Charcas la devoción al Señor del Gran Poder identifi-cado por los nativos con el ídolo de tres cabezas que adoraban, llamado de Tanga-tanga. La tela como novedad, lleva la efigie de la Virgen en el pecho de Cristo y en los cuatro ángulos del cuadro los Tetramorfos o símbolos de los Evangelistas (león de San Marcos, ángel de San Mateo, buey de San Lucas y águila de San Juan). Se ha conservado sin repinte a causa de su de-comiso por la Inquisición y en la actualidad se la exhibe en el museo de Charcas en Sucre.

6.- LIENZO DE NOR CINTI.- Los lienzos de Sucre y La Paz se consideraban los úni-cos sobrevivientes en el país, hasta que se localizó uno más en una antigua hacienda vitivinícola en el sur del departamento Chu-quisaqueño. De dimensiones menores que los anteriores se inscribe en el barroco po-pular del siglo XVIII, plasmado por rústica mano indígena, ayudada en el tratamiento de los rostros por algún maestro, lo cual no sucede con las manos y toscos dedos. Es una prueba que la advocación alcanzó di-fusión hasta apartadas zonas campesinas, siendo ésta la causa para que se salvara de la persecución inquisitorial. Catalogado por el Ministerio de Cultura, por presunto robo se desconoce su actual paradero.

7.- LIENZO DE BOGOTÁ.- En Colombia, con los rostros laterales cu-biertos pudo evadir las severas disposiciones un cuadro de formato pequeño (66 x 48 cm.), que sin embargo destaca por su belleza particular, mos-trando a Cristo sentado en el trono celestial y no erguido co-mo otras versiones conocidas hasta hoy. También se distin-gue de todas las demás por llevar estampada la firma del famoso pintor Gregorio Vás-quez de Arce y Ceballos (1638-1711). Con motivo del 350 aniversario de nacimiento del maestro, en momentos que la obra se sometía a un proce-so de restauración casualmen-te aparecieron los perfiles ocultos del símbolo de la Trini-dad, convirtiéndola en el princi-pal atractivo del Museo de Arte Colonial instalado en un céntri-co caserón colonial de Bogotá, como prueba la carátula del catálogo del repositorio.

8.- LIENZO DE ANTIOQUIA.- Finalmente, mencionamos la obra que se conserva en la ciu-dad de Medellín. Correspon-diendo a finales del siglo XVIII. De autor anónimo, muestra una factura tosca que figura reemplaza la figura de los evangelistas con cuatro libros simplemente rotulados con sus nombres que se hallan distribuidos entre los cuatro ángulos del cuadro.

Al proscribirse estos lienzos por heréticos, en España se adoptó la pintura que dife-renciaba al Padre representado por un anciano, al Espíritu Santo como paloma y manteniendo a Cristo en la cruz en lugar de la cábala mística. En cuanto a la escul-tura, en España se encargó a Juan de Mesa el estereotipo que sustituyó el lienzo trifacético con la figura de Jesús cargando la Cruz, que todos los años se saca en solemnísima procesión durante Semana Santa. En la actualidad, los bultos de las famosas festividades litúrgicas del Gran Poder en la catedral de Arequipa y el tem-plo de San Francisco en Quito son deri-vadas de la más pura tradición española, siendo la de La Paz la única imagen ve-nerada popularmente acompañada por ex-presiones de música y danzas folclóricas.

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