Repensar el futuro de la agricultura es fundamental para América Latina y el Caribe, donde las actividades agrícolas utilizan más de un tercio de la superficie total, consume el 75 % de los recursos de agua dulce y generan casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de la región, según datos del Banco Mundial. Por ello recomienda que la actividad debe reinventarse para reducir su efecto en el medioambiente.
Un nuevo informe del Banco Mundial señala el rol clave que la agricultura tiene en la región. Además de alimentar a una población en rápido crecimiento, facilita el desarrollo económico, genera cuantiosas exportaciones y ayuda a reducir el hambre y la pobreza regional. Sin embargo, también enfrenta retos a futuro, debiendo reinventarse para reducir su impacto medioambiental, según un artículo de la entidad internacional denominada “Un futuro verde, resiliente e inclusivo desde la raíz”.
El crecimiento sin precedentes de las tecnologías de la información y el uso intensivo de datos puede ser uno de los ejes centrales para el futuro de la actividad. Los datos de calidad pueden jugar un rol clave para minimizar la huella ambiental y así combinar productividad con sostenibilidad.
Volúmenes masivos de información procedentes de múltiples fuentes pueden ser capturados, analizados y utilizados para generar análisis predictivos en las actividades agrícolas, mejorando la toma de decisiones en tiempo real.
Al aumentar la eficiencia y facilitar la trazabilidad de las cadenas de suministro y los procesos de producción, las tecnologías basadas en datos pueden reducir los residuos generados, permitir soluciones circulares, promover el abastecimiento sostenible de insumos y facilitar la toma de decisiones responsables por parte de productores y consumidores.
“Contar con un mayor control de insumos de conocimiento permite establecer estrategias de gestión de riesgos y que estas ayuden a suavizar las fluctuaciones de ingresos, además de mejoras en la eficiencia y en el acceso a mercados. Todo esto apunta a la sostenibilidad de recursos, y a fortalecer el proceso de desarrollo económico y humano”, señala Pablo Valdivia, especialista sénior en agricultura del Banco Mundial.
Nuevos
emprendimientos
Las innovaciones en el uso y la aplicación de los datos por parte de las empresas están creando un enorme valor económico, ya que mejoran la toma de decisiones y reducen los costos de operación.
El talento latinoamericano está potenciando las herramientas tecnológicas y generando soluciones adaptadas a las necesidades locales. Así nació Curubatech, una startup colombiana que desde 2019 busca fortalecer la trazabilidad de la producción rural, y que ya ofrece asistencia técnica en tiempo real a productores rurales en 7 departamentos de Colombia.
“La distancia y los problemas de infraestructura dificultan que agrónomos y especialistas visiten a las comunidades, lo que hace que estos productores sigan usando técnicas muy antiguas, con baja productividad, sin tecnificación y mucho desperdicio de alimentos. Buscamos estructurar proyectos que les permitan a las familias contar con ingresos constantes y hacerlos en condiciones de comercio justo”, afirma Paula Aponte, CEO de Curubatech.
Además del impacto ambiental, los emprendimientos tienen el potencial de empoderar a pequeños y medianos productores rurales, que con más información, conocimientos y visibilidad pueden introducirse y competir mejor en los mercados.