Es el título de un trabajo muy valioso, cuyo autor es Yuval Noah Harari, profesor de Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Estoy consultando la tercera edición, de noviembre de 2016.
La obra es una compilación de la historia universal, de la evolución de la humanidad, a lo largo de varios siglos. Es un relato conmovedor sobre la forma en que los pobladores iniciales van avanzando lentamente para cubrir nuevos territorios, proceso en el cual durante miles de años padecieron por hambre, sufrieron por enfermedades, pestes recurrentes que diezmaban a miles de personas. Recordemos que, en la actualidad, pese todo el avance de la ciencia se tiene miles de víctimas de la actual pandemia.
En un claro contraste de lo que sucedió en esa larga trayectoria, el autor nos indica que en 2014 más de 2.100 millones de personas tenían sobrepeso, frente a los 850 millones que padecían desnutrición. Se espera que la mitad de la humanidad sea obesa en 2030.
En cuanto a las pestes, una de las más famosas fue la Peste Negra, la cual se inició en 1330 –era un huésped de las pulgas– y montada en un ejército de ratas y pulgas, empezó a infectar a los humanos, causando la muerte de entre 75 y 200 millones de personas, más de la cuarta parte de la población de Eurasia.
En estos períodos, todavía con un escaso avance científico, achacaban estas enfermedades al mal aire, a demonios malévolos y dioses enfurecidos y no sospechaban de la existencia de bacterias ni virus. Otras epidemias más desastrosas asolaron América.
En la actualidad, cada pocos años nos alarma el brote de alguna nueva peste potencial, como ocurrió con el SARS (sistema respiratorio agudo grave)) en 2002 -2003 y otros, pero gracias a los avances de la ciencia médica, los resultados han sido, en número de víctimas, relativamente reducidos.
Otra buena noticia que nos señala esta obra es que también las guerras están desapareciendo. A lo largo de la historia, la mayoría de los humanos asumía la guerra como algo natural, mientras que la paz era un estado temporal y precario.
Otro gran cambio de la Humanidad es que, desde 1945, la humanidad ha aprendido a resistir el uso de las armas de guerra, que son muy poderosas. Aunque todavía hay el riesgo de los terroristas. Mientras que en 2010 la obesidad y las enfermedades asociadas mataron a cerca de tres millones de personas, los terroristas mataron a un total de 7.697 personas.
El mundo ha cambiado fundamentalmente las causas de mortalidad. El hambre, la peste y la guerra probablemente continuarán cobrando millones de víctimas en las próximas décadas. Sin embargo, ya no son tragedias inevitables fuera de la comprensión y el control de una humanidad indefensa.
En resumen, nuestro autor señala que: «después de haber reducido la mortalidad debida al hambre, la enfermedad y la violencia, ahora nos dedicaremos a superar la vejez e incluso la muerte«.
Prosigue, «después de haber elevado a la humanidad por encima del nivel bestial, de las luchas por la supervivencia, ahora nos dedicaremos a ascender a los humanos a dioses, y a transformar Homo sapiens en Homo Deus”.
En la próxima semana rescataré cómo se podrá producir ese extraordinario cambio en la historia de la evolución humana.