domingo, noviembre 24, 2024

Neuromitos

La Neurociencia, a pesar de que han pasado décadas desde su aparición y estudio, es un campo nuevo y desconocido para muchas personas. Actualmente, la falta de una comprensión general sobre el funcionamiento del cerebro puede derivar en creencias erróneas, “Neuromitos”, los cuales influyen de manera negativa en el desarrollo de la educación. Ferreira (2017) dice que “Los neuromitos han alcanzado esferas mundiales, traspasando culturas y naciones a pesar de los esfuerzos recientes que están realizado tanto científicos como profesores para erradicarlos”; a partir de ello, el desafío en adelante deberá ser el de eliminar toda la información o creencia inexacta sobre el funcionamiento del cerebro.
Los “Neuromitos”, para su correcto entendimiento, implican la deliberada distorsión de hechos establecidos científicamente (OCDE 2003). Por tanto, esta distorsión de la información nos hace tomar como correctas ciertas afirmaciones erróneas, relacionadas con el funcionamiento del cerebro. Al tomarlas como ciertas, éstas influyen de manera negativa en el desarrollo de las prácticas pedagógicas de muchos docentes, las cuales pueden conducir a una enseñanza sesgada o a la implementación de estrategias poco efectivas dentro de la sala de clases.
Entre los principales “Neuromitos” que circulan por las redes tenemos, entre otros, aquel que afirma que sólo usamos el 10% de nuestro cerebro, o que existen ciertos períodos críticos de la niñez después de los cuales ciertas cosas ya no se las puede aprender.
En relación con el primero, está comprobado que el cerebro funciona permanentemente, pues el solo hecho de tomar un objeto con la mano, caminar o cantar, requiere mucho más que una décima parte del cerebro para la actividad y funcionamiento del mismo; incluso respirar mientras dormimos nos demuestra que éste está activo sin descanso (Hammond, 2013). En cuanto al segundo caso citado, se puede decir que a partir de la tercera semana después de la concepción, empieza el desarrollo neuronal de las personas. Estudios recientes en cerebros adultos, demuestran que en el hipocampo se produce la regeneración neuronal (en el giro dentado) que, aunque tal vez no sea como en los primeros años de vida de las personas, existe. Sandra Jurado (2018) afirma que: “A lo largo de la vida y si mantenemos una disciplina de aprendizaje y de exposición a cosas nuevas, continuamos aprendiendo”.
Entonces, la capacidad plástica que tiene el cerebro da lugar a que el sistema nervioso pueda cambiar su estructura y funcionamiento a lo largo de su vida, permitiendo que una persona siga aprendiendo toda su vida, ya sea por la experiencia o por diversos factores ambientales.
Así como los dos ejemplos citados, existen muchos más, por eso es importante que los educadores posean un conocimiento elemental de la estructura del cerebro, las zonas del sistema nervioso, lóbulos y corteza para poder discriminar afirmaciones correctas de las incorrectas, las cuales llevan al educador a cometer errores que van en perjuicio de los educandos.

La autora es Licenciada en Ciencias de la Educación.

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