En este mes de mayo, se han celebrado dos fechas importantes que tienen que ver con la libertad y la democracia, el tres que se celebra el día mundial de la “libertad de expresión” y el diez que es el “día del periodista”. Ambas fechas muy próximas y que tienen en su contenido uno de los fundamentales principios de la sociedad moderna, la “libertad”, que importa: “poder hacer algo por sí mismo, sin presiones que no sean otras que las limitaciones establecidas por las normas”, o como sentenció Cicerón: “Somos servidores de la ley a fin de poder ser libres”.
De las definiciones antes anotadas, encontramos una relación entre derecho y libertad, es decir que la libre expresión es un derecho consagrado en normas internacionales y nacionales, lo mismo que la información, que es también un derecho. Así, entre los principios de la Sociedad Interamericana de Prensa, que se fundó en 1943, sostiene: “No hay personas ni sociedades libres sin libertad de expresión y de prensa”.
El emitir opinión libremente es un derecho que sólo tiene como límite el no afectar la honra ni el honor de otras personas, de donde encontramos un aspecto ético en la libre expresión del pensamiento. El Código de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa sostiene, en su declaración de principios, “la obligatoriedad como principio fundamental, el defender indeclinablemente las libertades de prensa y de expresión, como elementos vitales para que el periodismo pueda cumplir su misión de informar y orientar a la sociedad…”.
Es que la prensa es el vehículo de la información que tiene una sociedad, pues, de que valdría poder expresarse si lo expresado no se conoce. Por ello la libertad de expresión está íntimamente ligada al derecho a la información o informarse. La Constitución en actual vigencia en su Art. 106 sostiene que: “El Estado garantiza el derecho a la comunicación y el derecho a la información”.
Si bien la Organización de Naciones Unidas, organismos continentales, subregionales y del ordenamiento jurídico internacional y nacional de casi todos los países del mundo, establecen como derechos del individuo el expresarse e informarse, la realidad no está siempre acorde a lo normado, pues en muchas partes del mundo y de Latinoamérica en especial, los regímenes de gobierno autoritarios limitan severamente los derechos del individuo a expresar sus ideas libremente y a informarse.
En nuestro continente, las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua abiertamente han liquidado los derechos y libertades fundamentales, a expresarse e informarse, y otros países restringen estas libertades a través de presiones no abiertas, como la entrega de insumos para la libre información, la publicidad gubernamental y la represión encubierta a periodistas y comunicadores por medio del Órgano Judicial al servicio del poder, del aparato administrativo del Estado, como son las oficinas de impuestos, la policía, etc.
Algún dirigente de los periodistas, como un señor Aguilar de la Confederación del gremio, ha estado estos días en algunos medios de comunicación sosteniendo que hay absoluta libertad de prensa en el país y que no hay censura en absoluto, pero eso no es lo que parece, porque indirectamente se presiona y persigue a los periodistas independientes, por sus opiniones, puedo hacerle conocer más de un caso.
La democracia como sistema de vida y organización de la sociedad tiene entre sus principios la libertad de expresión u opinión y la libertad de prensa e información, pues si no hay libertad de decir lo que uno piensa y de comunicarse con los demás, no hay democracia. Y es que la democracia es inherente el sistema de libertades, es decir, una sociedad libre es totalmente distinta a una sociedad sometida a ideologías, regímenes o grupos de poder que pisotean los derechos más importantes del individuo como miembro de una sociedad.
Mientras en el mundo haya algunos individuos que no se callen y digan lo que piensan, y otros que recojan esas ideas y las comuniquen, al igual que las suyas, el hombre seguirá por el sendero de libertad, por la que ha estado luchando hace siglos, pues por derecho natural nace libre.
El autor es Abogado, Politólogo y escritor.