RECORDEMOS QUE…
La Investigación Científica es un proceso ordenado y sistemático de indagación en el cual, mediante la aplicación rigurosa de un conjunto de métodos y criterios, se persigue el estudio, análisis o indagación en torno a un asunto o tema, con el objetivo subsecuente de aumentar, ampliar o desarrollar el conocimiento que se tiene de este; es decir, que a través de la observación, reflexión, control y medición se puede generar o aportar conocimientos científicos.
Planteamiento del Problema
Se dice que todo problema aparece a raíz de una dificultad; esta se origina a partir de una necesidad, en la cual aparecen dificultades sin resolver. De ahí, la necesidad de hacer un planteamiento adecuado del problema a fin de no confundir efectos secundarios del problema con la realidad que se investiga. Por tanto, el planteamiento establece la dirección del estudio para lograr ciertos objetivos, de manera que los datos pertinentes se recolectan teniendo en mente esos objetivos a fin de darles el significado que corresponde.
Debe haber objetividad ante la dificultad como actitud básica del investigador, un problema de investigación no debe ser afectado por la subjetividad del investigador; la investigación no pretende resolver problemas personales, a no ser que estos sean el objeto de la investigación.
El planteamiento del problema pone de manifiesto tres aspectos que deben tenerse en cuenta desde un principio:
Descripción del problema
No se pueden plantear problemas de investigación a espaldas de la realidad que se investiga. Un problema investigable es un punto de conflicto conectado con una situación de dificultad en la que hay una duda por resolver y pueden preverse dos o más soluciones.
La descripción del problema es la ambientación de la realidad del problema, en relación con el medio dentro del cual aparece. Implica conocimiento más o menos adecuado a la realidad. La descripción presenta todos aquellos puntos que unen circunstancias, problema en relación con la investigación. Cuando se describe un problema se hace ambientación de todas aquellas características que presentan incidencia en el tratamiento del problema.
El reconocimiento de una situación problemática proporciona un punto de partida, pero antes es necesario aislar, pensar y aclarar los hechos que originan el problema. El investigador debe determinar límites razonables, para lo cual puede descomponer la pregunta original en varios interrogantes secundarios.
Cuando el investigador describe su problema presenta los antecedentes del estudio, las teorías en las que se basó y los supuestos básicos en los que se apoya el enunciado del problema. Debe aclarar en particular qué personas, situaciones, materiales, factores y causas serán consideradas o no. Un enunciado completo del problema incluye todos los hechos, relaciones y explicaciones que sean importantes en la investigación. Hay que encuadrarlo en un enunciado descriptivo o en una pregunta que indique con claridad qué información ha de obtener el investigador para resolver el problema.
El flujo del planteamiento del problema pone de manifiesto la necesidad que existe de conectar una dificultad específica con una serie de dificultades. Para determinar una dificultad específica en su localización espacio – temporal dentro de la complejidad de una situación problemática, se debe ir seleccionando los diversos aspectos que inciden en ella; es decir, individualizar los puntos de conflicto en la forma más correcta posible.
Ante una dificultad problemática de posible investigación, hay que ser plenamente objetivo, es necesario tomarse el tiempo suficiente para entender y comprender la complejidad de la dificultad. Conociendo el contexto o circunstancias en el cual aparece la dificultad, se puede llegar a determinar los factores de la realidad del problema y así describir y formular adecuadamente el problema. Es decir, las circunstancias presentan el contexto en al cual aparece la dificultad, y esta da origen y orienta al problema. Por ello, el problema es la relación existente entre dificultad y circunstancia.
Una vez concretados los puntos del conflicto conviene juzgarlos no desde el punto de vista de si son buenos o malos, sino en relación con la dificultad que se estudia. No se trata de valorar la dificultad sino de enfrentarse a ella; conviene por tanto mirar los puntos del conflicto en razón de su proyección de los problemas de investigación. Un punto de conflicto es la situación de dificultad ante la que pueda uno encontrarse, no es un problema investigable a no ser que haya duda acerca de la solución que conviene aplicar.
Si ya se tiene o se ha determinado el modo como hay que resolver el conflicto, no es necesario investigar más; es decir, si obteniendo en la investigación el resultado que sea, se va a tomar al final una decisión predeterminada inicialmente, ¿qué sentido tendrá la investigación?
Para que sea un problema investigable, un punto de conflicto ha de implicar la existencia y conocimiento de dos posibles soluciones o más, entre las que no hay una preferencia específica, pues, de existir esta, ¿qué fin tendría la investigación?
Siempre para que un punto de conflicto sea un problema investigaba, habrá que encontrar diversas soluciones posibles y tener una duda razonable sobre cuál es la mejor; es decir, una duda que nos prepare para admitir que la solución mejor es una de la cual no habríamos sospechado al principio y cuya presencia resultó de la investigación.
Detectado el punto de conflicto y sus posibles soluciones, y si se presenta duda razonable sobre cuál será la mejor, se estará frente a un problema investigable. Por tanto, después de afrontar situaciones de dificultad y de haber conocido diversos aspectos y observado su contexto, debemos procurar detectar uno o más problemas investigables. Al identificar el problema investigable adquirimos un conocimiento nuevo frente a la situación de dificultad, y ese conocimiento encauza hacia la solución del conflicto planteado por la dificultad. El investigador tiene que llegar a conocer mejor, en su conjunto, la situación de dificultad que aquellas personas que están dentro de ella. En este sentido es fundamental la experiencia en el terreno o ciencia sobre la cual se va a investigar.
Muchas veces ocurre que los problemas no son investigables; es decir, se encuentran demasiado confusos debido a que la situación de dificultad es extremadamente complicada, tanto desde el punto de vista teórico como práctico, hasta el punto que se hace imposible plantear un problema investigable.
En relación con la descripción y análisis de una situación problemática, se sugiere tener en cuenta los siguientes aspectos:
* Reunir los hechos en relación con el problema.
* Determinar la importancia de los hechos.
* Identificar las posibles relaciones existentes entre los hechos que pudieran indicar la causa de la dificultad.
* Proponer explicaciones de la causa de la dificultad y determinar su importancia para el problema.
* Encontrar, entre las explicaciones, aquellas relaciones que permitan adquirir una visión más amplia de la solución del problema.
* Hallar relaciones entre hechos y explicaciones.
* Analizar los supuestos en que se apoyan los elementos identificados.