Siempre es bienvenida toda acción contra el narcotráfico. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, en conferencia de prensa, se mostró satisfecho por la destrucción de dos grandes laboratorios de fabricación de cocaína, efectuados por la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico. Uno de estos fue descubierto en Santa Rosa, en pleno Parque Isiboro Sécure, cuyo volumen de producción era de 100 kilogramos por día, mientras que otro más grande en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado producía 500 kilogramos por día. Se trata de cantidades importantes, por lo general ya comunes en el país. No obstante, se ignora si se realizó alguna detención.
No es rara su localización de estas factorías en los Parques Nacionales y en otras regiones reservadas a los pueblos indígena originarios del Oriente, lo que no significa que no funcionen en los departamentos del Altiplano. A esta producción nacional nociva se nos agrega el tránsito delictivo procedente del Perú hacia el Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, al extremo de que estos países desplazan periódicamente contingentes militares para controlar este nutrido tráfico desde Bolivia.
Cuando no son aviones de matrícula nacional los que avían la cocaína a los destinos señalados, son naves peruanas las que traen esa sustancia para su trasbordo más allá de nuestras fronteras. Más común es la incautación de aviones privados bolivianos portadores en la selva peruana, que los que se identifica como tales, sobre todo en el departamento del Beni. Sin embargo, no hay una política sistemática para dar con los pilotos o los dueños de este transporte. Tampoco se investiga a las escuelas de pilotaje civil, formadoras del posible personal responsable.
La Ley General de la Coca 906 de 8 de marzo de 2017 dispuso la ampliación de la superficie de cultivo de la hoja en alrededor de 8.000 hectáreas. La justificación era que el consumo tradicional se había incrementado notablemente. Este argumento ha sido contradicho por distintas fuentes. Sin embargo, en su referida intervención el Ministro de Gobierno se mostró molesto por anteriores afirmaciones de personeros de Naciones Unidas en sentido de que los cálculos consiguientes fueron estimados en demasía. El aludido señor Rostan manifestó que tomaba nota y que en adelante actuaría con mayor discreción. Sería plausible y constructivo efectuar los estudios que fueran necesarios para establecer la verdadera demanda de la coca para el consumo tradicional y ajustar debidamente el área total de plantaciones de la planta. Ante estos avances y retrocesos se requiere una actitud de sinceridad sobre el terrible problema de la cocaína para el país.
Grave problema el de coca y cocaína
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