La campaña de inmunización contra el covid-19 de Bolivia está siendo golpeada por los “antivacunas”, en un ambiente de desinformación que aviva el escepticismo, lo que supone un desafío para un Gobierno que se enfrenta a una ola creciente de nuevas infecciones.
Trabajadores de la salud y funcionarios han expresado su preocupación por la baja concurrencia en algunos sitios de vacunación dado que algunas personas sostienen que es arriesgado inocularse y apuntan a campañas falsas en que se dice que las dosis contienen material “satánico”.
“Leíamos algunos panfletos en El Alto de los grupos antivacunas, incluso hablando de la presencia de una sustancia en las vacunas luciferina, así que por eso las vacunas son satánicas”, dijo María Renee Castro, viceministra de Epidemiología.
“La desinformación mundial ha llegado a nuestro país y ha tenido cierto impacto en la población que está evitando vacunarse”, agregó.
Bolivia, como gran parte de Sudamérica, está siendo golpeada por una mortal nueva ola de infecciones de coronavirus, con un total confirmado de casos que llegan a 337.000 con casi 14.000 muertos. Muchos países de la región se encuentran entre los más afectados del mundo.
La región también ha luchado contra la escasez de vacunas, pero Bolivia ha comenzado a recibir más dosis después de acuerdos con Rusia por la vacuna Sputnik V, con fabricantes de medicamentos en China y con el Serum Institute de India para inyecciones de AstraZeneca.
Sin embargo, muchos centros de vacunación en las principales ciudades han continuado enfrentándose a una baja concurrencia de la población.
“Yo no quiero vacunarme, no quiero morir, no quiero enfermarme porque no tengo dinero para comprar medicina, se necesita dinero para hacerse curar y yo no tengo”, dijo Rogelio Mayta, residente de El Alto.
La trabajadora de salud Patricia Almanza afirmó que la campaña de vacunación fue deficiente, lo que no ayudó a incentivar a la gente a vacunarse.
“Es criminal que estando en estos periodos de pandemia nosotros tengamos que desechar vacunas”, dijo Almanza.
Los latinoamericanos más ricos han viajado al extranjero, especialmente a Estados Unidos, para vacunarse, lo que ha creado una marcada división entre ricos y pobres. El escepticismo frente a la vacuna corre el riesgo de ampliarla aún más.
“Para mí la vacuna anticovid no es creíble”, dijo Ismael Blanco en las estrechas y polvorientas calles de la ciudad de las tierras altas. “Yo no confió en esa vacuna”, afirmó. (Reuters)
Prejuicio golpea campaña contra covid-19
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