lunes, julio 8, 2024
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La importancia del Ferrocarril Arica-La Paz

Bolivia es el heartland en Sudamérica, necesita gravitar hacia el océano Pacífico y el Atlántico, para ello debe contar con todos los medios de transporte posibles, que alivien su enclaustramiento. Se requiere del transporte aéreo; fluvial y terrestre, por carretera y, obviamente, la vía férrea.
De acuerdo con el Tratado de 1904 con Chile, Bolivia tiene libre comercio con los puertos de Antofagasta y Arica. El ferrocarril Arica-La Paz es fruto de este tratado con que, luego de finalizada la Guerra del Pacífico, Chile trató de compensar en algo el enclaustramiento al que obligaba al país. La construcción de ese ferrocarril comenzó en 1906 y concluyó en 1913.
Nuestro país tiene dos redes ferroviarias: La occidental que nos permite conectarnos hacia el Pacífico con el tramo La Paz – Arica, Potosí – Antofagasta y con Argentina se tiene al ramal para tráfico de carga entre Villazón y el Puerto de Santa Fe. La red ferroviaria oriental nos permite conectarnos con el Atlántico con dos ramales: El primero parte de Santa Cruz, hasta la frontera con Brasil, que se conecta con Sao Paulo y Santos; y el ramal Yacuiba – Pocitos, que une Santa Cruz con Buenos Aires.
El ferrocarril fue muy anterior a la construcción de la carretera Patacamaya – Arica, por décadas fue el único medio de transporte que nos vinculó con el puerto en Chile. Resulta inconcebible que el sector del servicio internacional de carga pesada se oponga a la reactivación del ferrocarril Arica-La Paz, porque considera que este centenario medio de transporte atenta contra su fuente de empleo.
La reanudación de servicios de transporte de carga por ferrocarril entre La Paz y Arica, luego de varios años de suspensión, no puede ser rechazada por los bolivianos bajo ningún argumento. Cuando se anunció la prueba técnica del ferrocarril, el sector empresarial se mostró optimista por esta nueva alternativa de transporte de carga, que permitiría mejorar la competitividad de la producción nacional en el mercado internacional, al abaratar sus costos en logística de transporte multimodal.
En reiteradas oportunidades se ha mencionado que el país tiene la necesidad de incrementar sus exportaciones, para generar las divisas necesarias. En condiciones adecuadas, el sector privado puede incrementar las exportaciones de minerales, alimentos, productos agroindustriales y manufacturados; y luego también desarrollar las importaciones para atender una creciente demanda en el mercado nacional, el desempeño logístico será positivo para lograr estos objetivos.
El ferrocarril no solo mejorará el flujo de cargas, sino que también permitirá regular las tarifas y, lo más importante, descongestionará el puerto de Arica, reduciendo así costos adicionales de despacho indirecto y pago por demoras a las navieras. El ferrocarril permitirá devolver los contenedores vacíos antes de los 21 días, por ende, bajarán los pagos por demoras.
Antes de decidir si se mantiene o suspende este servicio ferroviario, sería recomendable que, a las negociaciones con los representantes de los transportistas, también sean invitados los dueños de la carga, los empresarios, para que puedan expresar sus puntos de vista y sobre todo sus necesidades, ya que tienen derecho a escoger qué medio de transporte desean utilizar. Ningún monopolio es bueno.
La empresa Ferroviaria Andina no necesita autorización para operar en el tramo Charaña-Viacha, en virtud a que tiene un contrato vigente con el Estado.
Sin embargo, es importante señalar que Ferroviaria Andina transportaría 320.000 toneladas anuales, tanto de ida como de vuelta. Arica mueve, en promedio, unos 2 millones de toneladas de carga boliviana, el ferrocarril transportaría como máximo el 16% de la carga de Arica. La eventual reactivación formal del tren Arica-La Paz no dejará sin empleos a los transportistas.
Por otra parte, el camión tiene muchas ventajas, por ejemplo, recoge la carga desde origen y la deja en la puerta de la planta o almacén, los riesgos son menores al no haber trasbordo. El transporte terrestre es siempre muy apetecido por las condiciones mínimas de manipuleo, pero es necesario tener la alternativa del ferrocarril.
El Gobierno debe promover precios justos en el transporte; tecnificar instituciones como la Aduana, Senasag, ASPB; habilitar zonas de soporte logístico, puertos secos y una reglamentación que permita promover el comercio internacional para las exportaciones e importaciones.

El autor es Economista, licenciado en la UMSA, con Post Grado; Doctorado Ph.D en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina y Académico de Número de la ABCE (Academia Boliviana de Ciencias Económicas).

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