El gobierno masista ha decidido pasar por encima de la constitución y de la ley de hidrocarburos para atraer inversiones extranjeras cuando el país se está quedando sin gas natural y debe dar a Argentina explicaciones muy largas sobre las dificultades de Bolivia de entregar los volúmenes convenidos.
Incluso los masistas están haciendo notar que el gobierno de Luis Arce va en contra de la ley de hidrocarburos aprobada por el cocalero Morales después de haber forzado a las empresas petroleras en 2006 a una “renegociación forzada de los contratos”, la llamada nacionalización, según dice Decio Oddone, quien dirigió Petrobrás Bolivia en aquellos años y luego fue director de la Agencia Nacional de Energía de Brasil.
No fue tanto el cambio de los contratos como la masiva propaganda de la “nacionalización” lo que acabó con los deseos de inversión de las empresas. Sus casas matrices, enteradas de aquella propaganda, optaron por suprimir todo proyecto de inversión: no vaya a ser que de tanto hablar de nacionalización, el gobierno del cocalero decida hacer una en serio. Nunca lo hizo pero las empresas no volvieron a invertir.
Pues ahora, Arce ha decidido hacer lo contrario de lo que dictan la CPE y la Ley de Hidrocarburos con tal de provocar que lleguen las inversiones. Ahora se autorizan los contratos de riesgo compartido, a pesar de que fueron expresamente proscritos por la CPE y la ley.
Este cambio de timón, este giro de 180 grados, se produce a los 14 años de aprobada la ley y a los 12 años de la CPE. El doctor Víctor Paz Estenssoro había demorado 33 años para mostrar un cambio tan brusco. Pasó de nacionalizar las minas en 1952, pero de veras y no de burlas, a despedir en 1985 a todos los trabajadores de Comibol.
El problema es que las petroleras del mundo están ahora en otra cosa, dejando de ser petroleras y decididas a dedicarse a energía limpias, es decir la eólica o la solar. Y eso porque, además, el consumo de los combustibles de origen fósil tiene los días contados: el mundo se está poniendo de acuerdo para acabar con 50 % de las emisiones de CO2 en el año 2050, pero mientras tanto las empresas que fabrican automotores han decidido terminar de pasarse a los autos eléctricos en el 2035, es decir dentro de 13 años.
Si llegaran a venir las petroleras y pudieran descubrir algunas reservas para reemplazar a las que fueron encontradas durante los gobiernos neoliberales de la década de los 1990 y dilapidadas por la ansiedad de despilfarro que tenía el cocalero Morales y su ministro de economía, Luis Arce Catacora entre 2006 y 2014, sería tarde. Ya los combustibles de origen fósil entran en desuso.
Bofetada China
Por razones ambientales, y con un nuevo impuesto: China decidió frenar sus importaciones de petróleo con alto contenido bituminoso, (esto se traduce en petróleo Venezolano). Se estima que China importa 350.000 barriles diarios de los apenas 445.000 bd que Venezuela exporta. Aún no está claro qué hizo Maduro para molestar a China.
Hoteleros en crisis
Los hoteleros de Argentina aseguran que se perdieron 175.000 puestos de empleo en el sector en lo que va del año. Uno de sus representantes aseguró que “ya desaparecieron 11.800 empresas, 3.800 más que en 2020, año en que cerraron sus puertas 8.000 establecimientos”. Este escenario es mucho peor de lo que habían esperado.
Me voy o me quedo
Barings, el banco de inversión con las terceras utilidades más grandes en inversiones en América Latina, y Goldman Sachs, el quinto más grande por valor invertido, se han sumado a la lista de bancos de inversión internacionales que advierten que el futuro de sus inversiones depende directamente de las elecciones en Perú.
Lo bueno
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La Fundación Tierra informa que el “agronegocio” ha avanzado en el control de 12,9MM de hectáreas, y que es preciso evitar que los pueblos originarios sean desplazados.
Lo malo
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Es que esta organización no ha hecho ninguna denuncia sobre el avance de los cocaleros sobre las tierras de los aborígenes en los parques nacionales del oriente.
Lo feo
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Es que sobre el avance de los cocaleros ni siquiera se sabe cuánta superficie comprende de las que son quemadas todos los años por millones de hectáreas sin castigo alguno.