lunes, diciembre 23, 2024
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Un llamado a la reflexión

Nada ni nadie debe detenernos en la resistencia que hemos asumido, vacuna en mano, contra toda proliferación de casos del coronavirus, en su tercera ola. El año pasado no tuvimos la suerte de aplicar ese fármaco a la ciudadanía. Pero habría que complementarla con otras medidas que aconseja la situación. No deberíamos detenernos en cuidar la popularidad, circunstancial, por cierto, sino demostrar efectividad, al servicio de la población. No esta demás aceptar o recurrir al concurso de otros sectores, preocupados por contribuir con su grano de arena a ese propósito. El tratar de ser los protagonistas, los héroes o “salvadores”, únicos, incomparables e irremplazables, nos llevará al fracaso.
Los bolivianos, ante la zozobra e incertidumbre que provoca la pandemia, debemos movilizarnos en una cruzada nacional, por la vida, la salud y el bienestar social. Ello como una respuesta categórica a la ineptitud e indiferencia de quienes permiten su propagación. Si no lo hacemos oportunamente, seremos objetos de repudio y condena.
Lo fundamental, en este caso, estriba en la unidad nacional, sobre todas las diferencias regionales, políticas o religiosas. Unidos venceremos a ese mal de origen chino. Es el momento de cuidarnos y de cuidar al prójimo, de ese virus que ronda pese a la inoculación que se realiza.
Pese a esa movilización sanitaria, vivimos aún angustiados. El covid-19 golpea con mayor rigor, según estadísticas difundidas últimamente. Acá, en La Paz, tuvimos el sensible deceso del secretario municipal de salud, Dr. René Sahonero, debido a esa enfermedad.
Hay gente que vive sus alucinaciones. En sus delirios, sin medir consecuencias, promueve confrontación, divisionismo y descalificación. Prioriza, asimismo, la guirnalda que se estila en ocasiones electorales, en vez de coadyuvar en la lucha contra el coronavirus, que puso en emergencia al mundo.
No es el momento de las derechas ni de las izquierdas, sino de salvaguardar a la población ante el “enemigo invisible”. Es el momento de conjuncionar esfuerzos, al margen de las diferencias, para recuperar la confianza y la esperanza. El tiempo no se presta para redundar en discursos sobre el pasado ni para hacer acusaciones, sino exige gestión responsable y trabajo fecundo, con mentalidad fresca y renovada, para encarar debidamente la emergencia sanitaria. Tomando previsiones, asimismo, para el futuro oscuro e incierto. No deberíamos distraernos con actividades de proselitismo político, sino tratar de contribuir, en lo posible, con acciones y propuestas, en la difícil tarea de lucha contra el covid-19.
No se debería aprovechar la pandemia ni la vacuna para hacer política. Tampoco para imponer tendencias político-ideológicas. Mucho menos para buscar chivos expiatorios. Deberíamos tomarnos del brazo, por lo menos en esta circunstancia tan difícil, para superar los efectos catastróficos del coronavirus, en su tercera ola.
En suma: el momento nos exige asumir acciones de unidad nacional, entre orientales y occidentales, pobres y ricos, con el único objeto de sobrevivir a la devastadora pandemia.

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