lunes, julio 8, 2024
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Fines y medios educativos para orientar en crisis

Las crisis suelen ir acompañadas de situaciones de incertidumbre que pueden impedir que se tome decisiones adecuadas. Por ello, es clave reflexionar sobre las necesidades, objetivos y preferencias personales y profesionales antes de emprender un proyecto académico o laboral. Esto permitirá que las personas puedan identificar sus intereses, competencias y aspectos a mejorar para fijar un punto de partida en su itinerario formativo y profesional.
Algunas preguntas ayudarán en el proceso de autoconocimiento:
– Personalidad: ¿Cómo eres?
– Competencias y habilidades: ¿Qué sabes hacer?
– Personalidad: ¿Cómo eres?
– Preferencias e intereses: ¿Qué te gusta hacer?
– Valores ocupacionales: ¿Qué valoras o valorarías en el trabajo?
Conocerse a sí mismo no es fácil, pero es básico para tomar una buena elección y, por ello, debe ser el primer paso para avanzar en el proceso de orientación. Hay diferentes herramientas para explorar el propio perfil profesional, como el test de autoconocimiento desarrollado a partir del Programa de Orientación Profesional Autoaplicado
Así, la orientación no solo debe guiar la elección de unos estudios o una profesión, sino proporcionar los recursos necesarios para sentar las bases que den lugar a decisiones satisfactorias en posteriores transiciones y cambios.
Otro grande axioma de la orientación es que se reconozca la importancia de la formación, a cualquier edad y durante toda la vida, como herramienta para potenciar las posibilidades de empleabilidad, tanto para personas que quieran volver a situarse en el mercado laboral como para quienes deseen dar un giro profesional a su carrera.
En un contexto de crisis, donde muchos han perdido su trabajo, la formación es fundamental para adaptarse al cambio y buscar nuevas oportunidades laborales.
El orientador debe ser capaz de transmitir a las personas que tienen la oportunidad de aprender nuevas competencias según sus intereses. En este sentido, es conveniente examinar las tendencias de un mercado laboral cada vez más incierto, donde se creará y destruirá millones de empleos. Por lo que la formación continua será una aliada en la actualización de competencias para hacer diferentes trabajos.
Por suerte, hoy existen varias opciones formativas, desde enseñanzas regladas hasta no regladas, pasando por diferentes modalidades formativas (presencial, semipresencial, a distancia u online) para ampliar conocimientos.
Asimismo, expertos y empleadores hacen hincapié en el desarrollo de las habilidades transversales en el nuevo paradigma laboral. Pensamiento crítico, flexibilidad, creatividad y resolución de problemas son algunas competencias que se puede transferir a diversos contextos profesionales.
Por último, la orientación, al igual que la formación, debe acompañar a las personas durante todo su proyecto vital. La orientación tiene un gran peso al inicio de la definición del itinerario académico y laboral, pero también debe cobrar especial protagonismo en el desarrollo de éste. Y en épocas de crisis se evidencia más esta necesidad, al presentarse múltiples obstáculos que pueden requerir apoyo de un profesional de la orientación.
Dotar a las personas de los medios necesarios para afrontar la toma de decisiones con autonomía y en todo momento, será clave para el éxito de su proyecto de vida. Un éxito que también dependerá del trabajo en red entre los diferentes agentes educativos para definir estrategias de desarrollo, determinar las funciones de las instituciones implicadas y establecer dispositivos de seguimiento.
Así, la orientación se convierte en una herramienta más de equidad, en tanto que garantiza los recursos que precisan las personas según sus propias particularidades y las sitúa en igualdad de oportunidades.

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