En el sudeste de la nación se halla el Mutún, provincia Germán Busch del Departamento de Santa Cruz. Ahí están depositados, desde la protohistoria, los depósitos de hierro que frisarían los 40.000 millones de toneladas de hierro y unos 10.000 millones de manganeso.
Mientras tanto en la Bolivia inquieta y turbulenta, como decía don Manuel Frontaura, se libraba la batalla por el destino, globalmente, de los recursos naturales de este país, allá por el año 2003, cuando los sectores rebeldes levantaban banderas de nacionalización y de industrialización. Quién sabrá por qué, la facción de las banderas de la industrialización salió victoriosa del conflicto que algunos analistas apresurados denominaron “guerra del gas”. Y, con el estilo clásico del “vae victis” (¡ay de los vencidos!), el vencedor impuso su verdad y la verdad se convirtió en otra víctima.
Aquel vencedor tenía entonces otra batalla que librar, aun cuando ya no con las armas, regulares o irregulares. Esta batalla la debían librar con la convicción, primero y con la razón, después. Para esto era preciso tener entereza moral y consecuencia con las palabras. Era preciso, también, tener cierta capacidad. Entonces se abrió el frente del Mutún, importante plaza en la batalla por el desarrollo nacional. Quince años duró esta batalla, exactamente lo que duró la batalla por la Independencia, la Guerra de la Independencia en Bolivia, que fue el país que más tardó en libertarse del yugo español, desde 1809 hasta 1825. Pero en la batalla por la Independencia no teníamos recursos de ninguna índole, más había resolución, una convicción de acero, como aquel que duerme el sueño de los justos en el cerro del Mutún.
El año 2005, en el gobierno de Eduardo Rodríguez, fue lanzada la licitación para la explotación del Mutún. Se presentaron al menos cinco grandes y reconocidas compañías. Posteriormente fueron modificados los pliegos de condiciones, retirándose varias de ellas, a tal punto que el 25 de mayo de 2006 solo fueron presentadas dos propuestas: Mittal Steel Co. y Jindal Steel and Power Ltd. (JSPL). Mittal no fue habilitada y quedó como única propuesta la de Jindal, lo cual, según varios analistas en procesos de licitación, debió ocasionar que la misma se declare desierta al contar con una única propuesta. Lo cierto es que la Jindal resultó escogida por el gobierno de Evo Morales. Esta compañía iniciaría así una historia amarga, juntamente con la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM) y el gobierno del MAS. Es preciso remarcar que en virtud al contrato suscrito entre la ESM y la JSPL, en fecha 18 de julio de 2007, la Jindal se compromete a invertir la suma de 2.100 millones de dólares en períodos que abarcan los 8 primeros años de vigencia del mismo, plazo que debía contar desde la protocolización del mismo, en fecha 24 de diciembre de 2007. Empero dicho plazo, por disposición del mismo contrato, quedaría congelado hasta que el Gobierno boliviano entregue las tierras saneadas para las operaciones, cosa que hizo parcialmente casi dos años después, el 26 de abril de 2009. Sin embargo las disputas continuaron debido a la falta de entrega del resto de las tierras, por parte del Estado. Primer obstáculo al proyecto.
Otro factor que a la postre habría de resultar decisorio para la retirada del Mutún, fue el referente a la provisión de gas natural, harto necesario para las operaciones de producción de electricidad y para el proceso de reducción del hierro. Sencillamente el Gobierno boliviano no pudo garantizar la provisión del esencial elemento. Sucede que al suscribir el contrato con la Jindal, el tema del gas no parecía ser problema dada la última certificación de reservas, según la cual éstas alcanzaban a 26,7 trillones de pies cúbicos (tcf). No obstante, tras una posterior certificación de reservas, del año 2010, que arrojaron la cifra de 9,6 tcf como reservas certificadas, el problema se hizo patente.
Aquella reducción radical en las reservas bolivianas era cuestión de lógica, así como el golpe que se asestaba al anhelado proyecto del Mutún. El Estado boliviano exporta cerca de 30 millones de metros cúbicos de gas natural por día al Brasil, en virtud a un contrato que data de antes de la llegada del MAS al poder, pero que fue modificado en su gobierno. Cifra que compromete seriamente las reservas de gas boliviano. Empero en octubre de 2006, el Estado boliviano y el gobierno del MAS decidió vender más gas aún al suscribir otro contrato con la Argentina, en virtud al cual se exporta a dicho país un promedio de 8 millones de metros cúbicos día a la Argentina, siendo el total del consumo interno de Bolivia un promedio de 9 millones de metros cúbicos por día. De esta manera no queda prácticamente nada de disponibilidad para un proyecto de la envergadura del Mutún.
El propio ex viceministro de Hidrocarburos, Jorge Téllez, afirmó que no existía suficiente gas para el Mutún y que además se requería construir un gasoducto (EL DIARIO. 13.05.2009). Este fue uno de los varios motivos del histórico fracaso del gobierno del MAS en el proyecto del mutún, sin perjuicio de las irregularidades en las relaciones del gobierno del MAS con la Jindal, que al parecer eran al principio bastante fraternas, habiendo llegado a declarar del ex ministro de Evo Morales por aquellos años, Salvador Ric, que la Jindal no había calificado y que por ende fue una irresponsabilidad su adjudicación (Morales, Rolando. Fundación Mileno, 2006. En Vladimir Díaz y Kirsten Francescone. “La Maldición del Mutún”. Petropress. 29.08.2012).
Mientras todo aquello ocurría en el frente del Mutún, en el mismo Departamento de Santa Cruz, en febrero del presente año de 2021, luego de 3 años de ardua labor y de una inversión de 170 millones de dólares, la Empresa Siderúrgica Las Lomas, iniciativa privada, anunciaba el despegue oficial de sus operaciones de laminación para la producción de acero corrugado, producción proyectada en 200.000 toneladas de acero corrugado por año, lo que constituiría el 50% del consumo interno del país. Y un poco más al oriente, en el mismo Santa Cruz, la Empresa Siderúrgica del Mutún, luego de maniobras y contramaniobras gobiernistas que abarcaron unos 15 años, se batía en retirada y no sería más la primera siderúrgica del país.
La retirada del Mutún
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