Bogotá.- Los Caparros, uno de los cinco grandes grupos criminales de Colombia dedicado al narcotráfico y a la minería ilegal, responsable de asesinatos, masacres y desplazamientos en el noroeste del país, quedó desarticulado con la muerte de su máximo líder, informó ayer el ministro de Defensa.
La muerte en una operación de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional de Robinson Gil Tapias, alias «Flechas» se produjo el jueves en zona rural del municipio de Cáceres, en el departamento de Antioquia.
Luego de la muerte de Gil Tapias y del posterior decomiso de un arsenal, los demás integrantes del grupo armado ilegal se dieron a la fuga, mientras se espera la rendición de unos pocos, de acuerdo con las autoridades.
«Hoy podemos asegurarle a Colombia que Los Caparros llegaron a su fin. No nos dejamos distraer de nuestra labor, haremos caer a todos los símbolos del mal que tanto afectan a los colombianos», dijo el ministro de Defensa, Diego Molano, en una declaración.
Gil Tapias, con una trayectoria criminal de 18 años, figuraba en una lista de los criminales más buscados del país y el Gobierno ofrecía una recompensa de 145.000 dólares por información que permitiera su ubicación.
Los Caparros, junto con el Clan del Golfo, Los Pelusos, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que rechazaron un acuerdo de paz de 2016, era uno de los cinco grandes grupos armados blanco de la ofensiva militar del Gobierno del presidente Iván Duque.
Los ocho principales cabecillas del grupo armado ilegal fueron muertos o capturados en los últimos meses, de acuerdo con el comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro, y el director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas.
Además, los Caparros, que surgieron en 2017 como una disidencia del Clan del Golfo, tenían alrededor de un centenar de combatientes con presencia en los departamentos de Antioquia y Córdoba, eran responsable de asesinatos, secuestros, desplazamientos forzados, muerte de líderes sociales y reclutamiento de menores de edad, según fuentes de seguridad.
La organización se enfrentaba con el Clan del Golfo por el control territorial de áreas estratégicas para el narcotráfico y mantenía alianzas con las disidencias de las FARC y el ELN, según la policía.
El narcotráfico es considerado el combustible que alimenta la violencia y el conflicto interno armado que se registra en Colombia desde hace más de medio siglo y que ha dejado más de 260.000 muertos y millones de desplazados.
«Un símbolo del mal menos que afecta a Colombia», aseguró Molano. (Reuters)