lunes, julio 8, 2024
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El problema de la reforma judicial en Bolivia

Parte I

Se hace varios enfoques de por qué la Justicia boliviana ha caído tan bajo, aunque debemos reconocer que hay jueces y magistrados muy honorables y probos. Algún comentarista dijo que la elección de los magistrados del Órgano Judicial no ha resuelto el problema de su desprestigio. Es que son varios los factores que intervienen para ello, desde la incipiente formación de los políticos, sobre todo en el plano ético, hasta la precaria formación del abogado. Seguramente nuestros males vienen desde la colonia española.
Cuando para ser candidato a la Asamblea Constituyente escribimos el libro “Reformas Constitucionales” (Plural Editores 2006), con base en varios artículos de prensa anteriores, planteamos la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, para eliminar una de las causas, que es su subordinación a los otros Poderes que intervenían en su composición. Y para lograr la supresión de la nefasta influencia de aquellos, o sea su independencia, era necesario que todos los poderes tengan igual forma en su nacimiento. Pero en el caso del Judicial, previa una rigurosa selección y conocimiento de los postulantes. La principal fuente del desprestigio de los jueces es, ni cabe duda, su falta de independencia.
Las proposiciones de nuestro libro fueron tomadas en cuenta, lo que me atestiguó verbalmente el Secretario de la Asamblea Constituyente, donde hice llegar una centena de ejemplares de dicho libro; así en la nueva Constitución Política del Estado están incorporados el Estado laico; el Cuarto Poder, que en nuestra tesis tenía las cámaras Electoral y Contralora; la elección del Poder Judicial y la nueva división política territorial del país, aunque ésta última no se discutió sino como autonomías indígenas.
Pero ocurrió que la elección del Poder Judicial le cuajó como anillo al dedo al partido de gobierno; pues, le sirvió para conformar un sistema judicial más servil a sus intereses y las Cortes de Justicia y los jueces resultaron más obsecuentes que nunca. Entonces, no es el sistema de elección el que falló, sino la forma incorrecta de su aplicación; porque no hay otra forma de tener un Poder Judicial independiente que a través de la elección de sus magistrados y que no sean las maquinaciones del poder político las que definan su composición. De aquella forma, los miembros del Tribunal Supremo y Constitucional fueron peores que antes, con salvadas excepciones. Entonces, en primer lugar, los políticos son los autores de la corrupción judicial, por esta causa es que en nuestra obra “Reformas Judiciales”, publicada como presentación de nuestra postulación a ser constituyente, sin éxito, propusimos la elección directa de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, a fin de que tenga igual jerarquía y no sea dependiente de los otros poderes, que es causa de la sumisión y dependencia de éstos. Lamentablemente, el propósito fue completamente distorsionado, resultando más grande el manjar para los políticos, y el remedio resultó peor que la enfermedad.
“Hay otra causa –dijimos en otra nota– para el deterioro de la justicia, para su desprestigio y la falta de confianza y credibilidad, porque pleitear equivale a un calvario insoluble, a un martirio del que quien entra ya no puede escabullirse, principalmente en el campo penal. Esa otra causa es el abogado, porque el juez, el funcionario judicial, el magistrado primero son abogados, y como es el abogado serán aquellos”.

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