jueves, agosto 1, 2024
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Libertad y justicia en democracia para todos

Frases muy conocidas expresadas por casi todos los gobiernos son las que prometen la vigencia de las libertades, el imperio de la justicia y el respeto a los derechos de todos los ciudadanos sin diferencia alguna; pero, casi indefectiblemente, esos gobiernos resultan contradiciendo sus buenos propósitos porque, ante las primeras dificultades que dicen atentan contra la seguridad, adoptan medidas que no siempre son las apropiadas y que comulguen con principios de respeto y consideración por los derechos de los demás. Hay casos en que por cualquier razón o sin ella, se adoptan medidas comprometedoras de la libertad ciudadana y disponen acciones contra posibles autores. Parecería que las promesas formuladas estaban sujetas a que nadie diga algo sobre derechos, reclame malos tratos policiales, amenazas de grupos contrarios en políticas partidistas, y hasta se toman en cuenta rumores sin ninguna posibilidad de establecer su veracidad para adoptar medidas contrarias a las libertades y muy especialmente al derecho de libre expresión, que es patrimonio de todos sin distinción alguna porque la libre expresión es propiedad común a todo ser humano, inclusive a quienes hayan cometido los peores delitos, salvo que el silencio sea por tiempo determinado y disposición del juez.
Así, pues, los derechos de justicia y libertad son inmanentes al ser humano y nadie puede coartarlos, disminuirlos, anularlos, tergiversarlos o hacerlos desaparecer.
Quienes atentan contra la libertad de expresión –prensa, radio, televisión, medios alternativos y otros– atentan contra sí mismos y vulneran sus propios derechos, buscan burlar, anular, destruir, controlar, marginar, corromper y quitarles su mejor medio y forma de vida libre e independiente; en otros términos, aceptan alianzas con todo lo que significa atentar contra el ser humano y hacerlo esclavo o dependiente del mal en todas sus formas.
Cuando se hace referencia a la justicia, tiene que ser a la que tiene vigencia limpia y transparente en la vida del ser humano; jamás podría ser para encubrir lo contrario a las leyes morales y civiles. Es, en todo caso, mostrar que se puede defender la libertad de expresión inclusive a costa de la propia vida y hacerlo inclusive a favor de quienes no tengan razón de decir o expresar lo que sienten, creen o piensan. La justicia es, –debe ser– de todos modos, reflejo libre, consciente, honesto, honrado y responsable de la libre expresión que tiene como única condición, la responsabilidad con apego a la verdad.

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