domingo, diciembre 22, 2024
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Lagos Poopó y Uru Uru son depósitos de basura

Contrariamente al principio de la naturaleza, los lechos de los lagos Poopó y Uru Uru, fluentes del lago Titicaca, desde hace varios años están convertidos en depósitos de basura e inmundicias de toda clase. En muchos años, no han servido las incitaciones a las poblaciones aledañas –incluida la ciudad de Oruro– para que no depositen basuras en esos lagos; pero de nada han servido las incitativas, avisos y prevenciones para que los pobladores se abstengan de cometer semejante crimen.
Los lagos Poopó y Uru Uru son lechos en los que abundan el barro, las inmundicias, las basuras de toda clase, de cadáveres de animales y de todo desperdicio que mediante el río Desaguadero desembocan en el Poopó y luego pasan al otro lago. No hay autoridad que frene a pobladores para evitar estos atentados; al contrario, cuantas más prevenciones reciben, más se esmeran por invadir más de 220 kilómetros cuadrados de dos lagos que, más o menos, hasta hace veinte años, recibían aguas cristalinas y las conservaban.
Desde hace varias semanas, turistas, estudiantes de la Universidad de Oruro y de varios colegios, transeúntes que pasaban por las antiguas orillas, taponando sus narices, al pasar por esos sitios decidieron convocar para que voluntarios se apiaden y limpien algo del enorme depósito de basura e inmundicias que contienen ambos lagos y muy especialmente el lago Uru Uru, que no tardará en secarse completamente porque ya no cuenta con humedad por carencia de agua.
Gobernador y alcaldes de Oruro y localidades aledañas ven a diario cómo ambos lagos se convierten en simples cenizales, con desechos de animales muertos, lodo, basura e inmundicias de toda clase; todos pasan por los alrededores y lo que más hacen es taparse las narices y, seguramente, piensan en que “nada se puede hacer porque no hay medios”. Así, con uno y otro pretexto, antiguos depósitos de agua proveniente del Titicaca se vuelven depósitos de lodo e inmundicias.
La idea o criterio (¿será simple pretexto?) de faltar dinero para emprender campañas para limpiar ambos lagos, no pasa de quejas e ideas. ¿Qué pasa con las autoridades de todos los gobiernos, de gobernaciones y alcaldías que no pueden –o no quieren– hacer algo al respecto? ¿Desparecerán ambos lagos? O, cubriéndonos de vergüenza, ¿seguiremos pendientes de que turistas y personas ajenas a las autoridades se apiaden y limpien lechos de ambos lagos?
Es urgente que el gobierno, conjuntamente la población del país, hasta recolectando dinero, programe una campaña para limpiar completamente los lechos de ambos lagos y devolverles el antiguo brillo con agua cristalina que tenían. El gobierno –si quiere– puede fijar un presupuesto extraordinario para limpiar tanto el lago Titicaca como los lagos Poopó y Uru Uru; además, disponer que maquinarias de todos los municipios se trasladen a la región para trabajar en la limpieza de los lechos. Si no se realizan estas campañas, hay que tener la seguridad de que por irresponsabilidad mucha gente continuará echando basura e inmundicias, hasta verlos totalmente secos para que loteadores se aprovechen de esos “terrenos” y los negocien para construir viviendas y realizar pingües negocios, a vista y paciencia de autoridades.

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