lunes, diciembre 23, 2024
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Crecimiento de 5 % no impulsará reactivación 

El Fondo Monetario Internacional, en el marco del Articulo IV, sobre Bolivia, proyecta un crecimiento de 5 % y el analista económico Gabriel Espinoza sostiene que es una cifra considerablemente menor a la necesaria para hablar de “reactivación”, en su twitter.
De acuerdo a su twitter, Espinoza informa que el FMI sostiene que la cuarentena en marzo de 2020 era necesaria.
La pandemia de la covid-19 ha tenido efectos devastadores en Bolivia, causando perturbaciones sin precedentes y una trágica pérdida de vidas, con más de 15.000 fallecidos y 400.000 casos registrados hasta la fecha, señala el informe del Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), en sus conclusiones de la Consulta del Artículo IV con Bolivia.
“La necesaria cuarentena impuesta en marzo de 2020 restringió la movilidad y el acceso al trabajo, y la producción disminuyó en todos los sectores, salvo en la agricultura, provocando una contracción del 8,8% del Producto Interno bruto (PIB) en 2020. El descenso de la demanda de importaciones dio lugar a una mejora en el déficit de la cuenta corriente, que se redujo en 3 puntos porcentuales, al ½ % del PIB”, señala.
Mientras tanto, Espinoza en su twitter nombra la proyección que realiza el FMI sobre el crecimiento de Bolivia para este 2021, de 5 %, y sostiene que es una cifra considerablemente menor a la necesaria para hablar de “reactivación”.
“La falta de un plan adecuado para la economía el fracaso de la etapa inicial de la vacunación lo explican”, sostiene.
El informe afirma que la desaceleración del crecimiento y la caída de los precios de los alimentos redujeron la inflación al 0,9 % en 2020.
El organismo internacional en su informe sostiene que la desaceleración cíclica redujo los ingresos, incrementando el déficit del sector público al 12,7 % del PIB en 2020. La expansión fiscal contribuyó a una caída de las reservas internacionales, que disminuyeron de 6.500 millones de dólares a fines de 2019 a 4.700 millones a fines de marzo de 2021.
El FMI proyecta un crecimiento de 5 %, respaldada por el programa de las autoridades para vacunar a toda la población adulta lo más pronto posible.
Situación que no sucede, y es como señala Espinoza el inicio de la inoculación fue un fracaso, lo que puede incidir a futuro en las cifras; los empresarios también estaban esperanzados con la reactivación de la economía a partir de vacunación, por ello solicitaron a las autoridades nacionales autorizar la importación de las mismas, cosa que no progresó, y ahora ante la falta de coordinación y ausencia de un plan, recién da luz verde para que las gobernaciones y municipios puedan comprar las vacunas.
El Fondo prevé que el aumento de los precios de las materias primas impulse la recuperación de los sectores de la minería y los hidrocarburos, y que el crecimiento en el sector agrícola siga siendo sólido.
Si bien proyecta datos positivos para la economía del país, el FMI también señala los riesgos para esas perspectivas, que incluyen la incertidumbre en torno a la evolución de la pandemia y el ritmo de vacunación en Bolivia y sus principales socios comerciales, así como al aumento proyectado de los precios de las materias primas mundiales.
“La dependencia del financiamiento de los mercados internacionales podría exponer a Bolivia a los cambios de las condiciones financieras externas, mientras que el diferimiento en el pago de los créditos relacionados con la Covid-19 podría incrementar los riesgos para la estabilidad financiera”, advierte.
“Un tercer punto, muy sutil, es el de la ‘dependencia de financiamiento de los mercados internacionales’. En pocas palabras nos dicen que necesitaremos endeudarnos afuera para sostener esto, y es cierto. Sin embargo, esa también es una materia en la que se ha aplazado el Gobierno”, reflexiona.
Los directores tomaron nota de la preferencia de las autoridades por mantener el actual régimen cambiario, que ha dado como resultado una inflación baja y estable. Al mismo tiempo, instaron a las autoridades a examinar los posibles beneficios y las condiciones previas necesarias para permitir cuidadosamente una mayor flexibilidad cambiaria a mediano plazo. Tomando nota de que esta transición requerirá un importante trabajo de preparación, una mayor flexibilidad podría incrementar la resiliencia a shocks exógenos, evitar nuevas pérdidas de reservas e incrementar la competitividad de las industrias no relacionadas con los hidrocarburos.
Los directores instaron a las autoridades a implementar reformas estructurales para promover la inversión privada doméstica y la inversión extranjera directa. Con este fin, recomendaron eliminar gradualmente las restricciones a los precios y a las exportaciones, flexibilizar los cupos crediticios y los límites a las tasas de interés, reducir los subsidios a las empresas estatales en el sector de hidrocarburos y responder a las inquietudes de equidad social mediante un apoyo fiscal focalizado.
Los directores elogiaron la notable reducción de la pobreza lograda desde mediados de la década de los 2000, y señalaron que para seguir avanzando en el alivio de la pobreza será fundamental incrementar el apoyo a los sistemas de educación y salud pública.

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