lunes, julio 8, 2024
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La Iglesia golpista

Ante el fantasioso invento sobre que en noviembre de 2019 se produjo un golpe de estado que echó del poder al inconstitucional presidente Evo Morales Ayma (la Constitución solo admite dos períodos consecutivos) y su posterior huida del país, amparado por el presidente populista de México. Manuel López Obrador, y ese pretexto para perseguir y encarcelar a opositores (receta cubana que se emplea también en Nicaragua y Venezuela), se ha vertido una serie de versiones sobre lo que realmente aconteció en esos días, como las declaraciones de un ex senador del MAS, de personas que participaron en los intentos de solución y la reciente publicación de la Iglesia católica, a través de sus legítimas autoridades eclesiales de la Conferencia Episcopal Boliviana.
El actual gobierno –que es la segunda parte del régimen populista que nos gobierna quince años– con la finalidad de borrar de la historia el escandaloso fraude electoral que propiciaron, ha sacado de la manga una teoría irreal de un supuesto golpe de Estado, cuando los miles de ciudadanos que estuvieron en las calles, pidiendo el respeto al voto y la defensa de la democracia, saben que fue una reacción espontánea de la ciudadanía, en especial jóvenes y mujeres que con sus “pititas” bloquearon las calles de las principales ciudades del país, pese a la represión policial y de grupos paramilitares, como mineros que con dinamita en mano pretendieron acallar la voz del pueblo en su protesta.
El informe de la Iglesia Católica es contundente, en el relato de su participación conjunta a personeros de organismos internacionales (ONU), el embajador de España y otros funcionarios diplomáticos, ex presidentes, dirigentes de corrientes políticas, cívicas y ciudadanas de la sociedad civil, además de los representantes del partido de gobierno que abandonó el poder por renuncia de sus cargos en el órgano Ejecutivo y el Legislativo, y en consecuencia en la sucesión presidencial.
Ante las evidencias de las declaraciones e informes, los dirigentes del populismo gobernante, los asambleístas y demás funcionarios de gobierno, no cesan de repetir la versión del supuesto golpe, seguramente con la pretensión “goebbliana” (José Goebbels fue Ministro de Educación y Propaganda del régimen nazi de Alemania, que sostuvo que una mentira a fuerza de repetirse se hace verdad) y por eso todos los días, desde la asunción misma del gobierno del régimen de los cocaleros del Chapare, no cesa en recurrir a la falsa historia.
El informe de la Iglesia Católica sobre el tema de la sucesión presidencial y el supuesto golpe, ha provocado la airada reacción de los portavoces del régimen en la Asamblea Legislativa, como los asambleístas del masismo: Juan José Jáuregui, Juanito Angulo, Héctor Arce y el presidente de la Cámara de Diputados, Freddy Mamani, que en su permanente postura provocativa han acusado a la Iglesia Católica de “golpista” y cómplice de la derecha.
La Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que tradicionalmente es la mayoritaria en la fe y práctica religiosa de nuestro país y en buena parte del mundo, es una institución seria y de alta credibilidad, pues en todas las consultas a la opinión ciudadana sobre las instituciones, encabeza, junto a la prensa y la universidad, la percepción de consideración y credibilidad. A “contrario sensu” la policía, la justicia y los políticos gobernantes carecen de credibilidad (puedo mostrar estas tomas de opinión que efectuamos cada dos años en la universidad).
La Iglesia Católica siguiendo su misión de buscar la paz y el amor entre los hombres, en las situaciones más críticas de nuestra agitada y accidentada política, asumió el rol de buscar el entendimiento, diálogo y pacificación de la ciudadanía. Así en los días anteriores al golpe militar de 4 de noviembre de 1964, el entonces presidente Víctor Paz Estenssoro pidió a la Iglesia que intervenga ante la convulsión desatada por los universitarios falangistas y comunistas en la universidad paceña. Monseñor Kennedy hizo esa labor y evitó una confrontación de los universitarios con los campesinos que respaldaban al régimen. Para buscar una salida a la crisis política y económica del país en 1984-85, con la renuncia del entonces presidente Hernán Siles Zuazo se buscó una salida electoral, y fue la Iglesia que interpuso sus buenos oficios para esa solución. Y así en varias oportunidades que la sociedad acudió a su iglesia.

El autor es Abogado, Politólogo, docente universitario y escritor.

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