lunes, julio 8, 2024
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Es posible la reforma vía Referendo

La propuesta de Reforma Judicial vía Referendo Ciudadano tiene como horizonte de mediano y largo plazo la transformación de todo el sistema de justicia.
Digo esto porque el creciente, aunque inicial, interés ciudadano por la “propuesta” ha generado algunas apreciaciones críticas que la ven “raquítica” o que, por el contrario, por su dimensión constitucional, aparece inalcanzable.
Tal vez puedan clarificarse esas y otras apreciaciones con un entendimiento más integral de la problemática judicial, ya no tanto en sus orígenes y causas, sino más bien en sus estructuras institucionales profundamente afectadas por la crisis. Veamos:
1. El órgano judicial alcanza, según la Constitución, a la jurisdicción ordinaria, la agroambiental, la indígena originaria, las jurisdicciones especializadas e incluye, aunque de manera diferenciada, a la justicia Constitucional y al Consejo de la Magistratura.
2. El sistema de Justicia es más amplio. Además del órgano judicial, están otras instituciones directamente vinculadas a la administración de justicia como el Ministerio Público, la Procuraduría General del Estado, la Defensoría del Pueblo, el Ministerio de Justicia, la policía de investigaciones y el régimen penitenciario. En mayor o menor medida la crisis afecta a todas ellas, en enorme desmedro de los derechos y garantías ciudadanas cuya vigencia el sistema de justicia tiene que garantizar.
3. Quienes ven raquitismo en la propuesta de Reforma, sin duda están visualizando el conjunto del sistema de justicia donde, efectivamente una parte “pequeña” comprende a los jueces supremos, al presupuesto judicial, al Consejo de la Magistratura y a la justicia de Paz, objetivos iniciales de la misma. Obviamente el listado de temas no resueltos con la “reforma” es largo, va desde el inhumano hacinamiento carcelario hasta la manipulación gubernamental del Ministerio Público y la Defensoría.
4. Quienes creen que es, por el contrario, un maximalismo reformar la Constitución, o están más atentos a reformas de menor alcance que no necesitan cambios en la Constitución, o están partiendo de la supuesta imposibilidad de generar consenso y movilización suficientes porque, o “no están dadas las condiciones” por la desfavorable correlación de fuerzas o, porque, para evitar futuros magistrados masistas, será suficiente impedir que en la Asamblea el MAS alcance los 2/3.
5. No consideramos adecuado esperar que se “den las condiciones” para que el cambio venga sólo cuando cambiemos al gobierno. Basta recordar que en sólo cuatro décadas hemos tenido hasta seis gobiernos y tres modelos estatales diferentes y que en ellos ni nacionalistas, ni neoliberales y menos populistas han atinado a cambiar el sistema judicial poniendo sólo parches o acomodando el “servicio judicial” a sus distintos intereses partidarios.
6. Por eso nuestra visión, como decíamos, pretende iniciar la reforma con la modificación de la Constitución en el corto plazo, pero sabiendo que en el mediano y largo plazo deberá comprender otros componentes del sistema de justicia. Hoy podemos lograr que los próximos jueces supremos sean idóneos e independientes; que se establezca una partida presupuestaria constitucional del 3% que sextuplique los recursos administrados por un renovado Consejo de la Judicatura, haciendo eficiente y accesible el servicio.
7. Es probable que en este primer momento de Reforma se deba incorporar al Ministerio Público buscando también su independencia y hay voces autorizadas que consideran imprescindible también la revalorización de la justicia originaria, malograda por una concepción equívoca de “deslinde”, para atender la resolución de los conflictos de casi un 40% de la población rural e indígena que no acuden a la “justicia ordinaria” y que consideran que el desarrollo de sus propios sistemas de justicia es el camino.
Como ya señalamos, la ruta del Referendo ciudadano no es fácil ni sencilla. Se ha empezado a trabajar en la propuesta específica, al tiempo que algunos núcleos ciudadanos han tomado interés en conformar una “coalición civil” que promueva la movilización y el consenso. Deberíamos pasar del “interés” al desafío, sabiendo que el mediano y el largo plazo pueden tener en este inicial momento de reforma, un camino que aperture otros.

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