Parte II
Los mandados a gobernar, los grandes empresarios, los capitalistas angurrientos de riqueza, son señores burgueses que aún viven de la explotación del hombre por el hombre, con suntuosas noches de cóctel, que manejan las riendas y la economía del mundo y nos tienen sumidos en un letargo mediante sus adelantos tecnológicos, donde lo único que nos hacen decir es que todo está bien, pues nos convirtieron en sus animalitos domésticos.
Nos robaron nuestros sueños, nuestros ideales, nuestra personalidad y nuestro fuego revolucionario, de decir “no”, yo no quiero, nos dejaron sin un propio pensamiento, nos han vuelto grandes repetidores de libros, grandes memorísticos, nos han convertido en grandes teóricos, que nunca ponemos en práctica todos estos conocimientos al servicio del pueblo, del más necesitado. Los poderosos están tan alejados de la miseria y el sufrimiento de millones de niños indefensos, de seres humanos sin sueños, porque están sumidos en su miseria. Y es que desde sus nubes los señores burgueses nos ven de arriba para abajo, a éstos les importamos muy poco o tal vez nada.
Tenemos que seguir soñando, sin miedo a la adversidad, pero con cautela, con tino, prudencia y sabiduría, debemos conquistar todos nuestros anhelos, nuestros objetivos. Debemos dar buena pelea, para de una vez por todas erradicar la pobreza y el sufrimiento de millones de niños en el mundo, de mujeres que sufren a diario por violencia física, psicológica.
Empecemos hoy con concientizar, reflexionar a la persona que se encuentra al lado nuestro sobre que “al niño no se lo maltrata, no se lo lastima, no se lo golpea, no se lo veja”. Al niño se lo protege, se lo ama, se lo alimenta, se lo respeta y educa con amor. De igual manera, a la mujer no se la lastima, no se la ultraja ni golpea. A la mujer se la respeta, se la ama y se la protege. Les digo que debemos de seguir soñando pese a las circunstancias tan adversas, pero qué mejor que soñar no solo pensando en nosotros mismos, sino en toda la humanidad.
“Me dicen loco por soñar con la felicidad, con una buena alimentación, salud y seguridad de millones de niños en el mundo”. Señores presidentes de los países supuestamente de primer orden, desarrollados, civilizados, potencias del mundo, señores fundamentalistas, dejen de bombardear de manera indiscriminada a niños inocentes, dejen de bombardear a población civil, dejen de creerse dueños del mundo. Dejen de actuar como el abominable Adolf Hitler, dejen de ser genocidas. Déjennos tener “una vida llena de sueños”.
Sueño con una vida llena de felicidad para todos los niños del mundo (“Ego plena felicitas vitae somniare ad omnes filios mundi”).
El autor es Abogado constitucionalista, penalista.