El fenómeno de la migración de campesinos kollas hacia el oriente parecía haber terminado en años recientes, pero en estos meses ha reaparecido en forma masiva, con el detalle de que los indígenas se dedican a invadir tierras privadas y terrenos fiscales, sin cumplir condiciones que acrediten su propiedad y utilidad.
El asunto tiene características de espontaneidad, pero también obedecería a instigación de tiendas partidarias con el fin de crear problemas sociales y, en particular, afectar la actividad productiva no solo del oriente, sino de occidente.
En efecto, el oriente aumenta su población, mientras el occidente disminuye y queda sin agricultores, pues abandonan la tierra para encontrar otros espacios, pero que, en la mayoría de los casos, no son destinados a la producción, sino para la venta, en especial a extranjeros, con precios elevados, sistema que facilita su enriquecimiento en corto plazo.
Al respecto, expertos del Centro de Investigaciones Agrarias de Bolivia sugieren que, en ciertos casos, los indígenas kollas que migraron a la Chiquitania y otras regiones, ocupan tierras con la idea de convertirlas en pseudo comunidades, sistema que significa apoderarse de grandes espacios, hasta de cinco mil hectáreas por comunidad, para establecer pequeñas urbanizaciones en pocas hectáreas, mientras el resto de la tierra está abandonado, como ocurre con decenas de comunidades del altiplano y valles.
Se agrega que ese sistema “comunario” va contra las reglas de desarrollo en que se encuentra el oriente, sistema que se caracteriza por su esencia democrática de alta producción y cultivo de grandes superficies con tecnología moderna.
Los expertos en materia agraria remarcan que esa migración para loteo de tierras, incrementa la política “camba-centrista” establecida por la Ley de Reconducción comunitaria de la reforma agraria, dictada por el gobierno de Evo Morales, al incrementar la migración campesina al oriente, no para que los indígenas sean propietarios de tierras sino para convertirlos en obreros rurales de las empresas, una vez que hayan vendido sus parcelas a empresarios agrarios.
También se destaca que la migración de campesinos-indígenas es un efecto que responde a causas que no son tomadas en cuenta y solo se ve el asunto desde puntos de vista pedestres y empíricos que, vez de arreglar la cuestión, la empeoran. En síntesis, la madre del problema no está en el oriente, sino en la zona andina y la solución en La Paz, reformando la Constitución y la legislación agraria.
Asalto de tierras en la Chiquitania
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