Como torrente de aguas turbias, brota la soberbia política, difundiéndose como un cuento chino la versión de un “golpe de Estado”. Con antipática insistencia, “golpe, golpe de Estado” repite cualquier hijo de vecino. Por tan inadecuado discurso, no se descarta la ostentosa presencia y sello de Evo Morales, guiando detrás del trono, haciendo que funcione la maquinita de la pérfida venganza, tan infructuosa que solo daña el espíritu del pueblo, agrandando la brecha de división y odio entre bolivianos. Parece que no perciben que tanta diatriba e imaginación para mentir, muy pronto el tiempo se encargará de aclarar.
Este proceder inusual nos hace recordar algunos salmos bíblicos: “Engaños nada más son sus proyectos, su placer es mentir. Con lo falso en la boca ellos bendicen y en su interior maldicen”. En la Alemania nazi, Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda, decía: “Tanto se debe repetir, que la mentira se hará verdad”. Stalin, una simple falta la convertía en un gran delito político y condenaba a morir en Siberia, en el “Archipiélago Gulag” (Alexander Soljenitsin). La mentira política ha hecho mucho daño a muchos pueblos que tuvieron que torcer o sesgar la verdad de su propia historia.
Constitucionalmente, en un Estado de Derecho es necesario su control constante, para que materialice el verdadero régimen político, una estructura de Estado de acuerdo con una realidad social y política. Ahora bien, un Estado de Poder Cerrado corresponde a un régimen totalitario de partido único, monocracia marxista, que controla el poder total del Estado. Toma control y ventaja de la institucionalidad, en especial del Congreso, donde procura ganar mayoría o los 2 tercios, en nuestro caso si no definen por mayoría simple, acudirán a la defección o deslealtad, comprando conciencias de gente sin moral. En realidad, este esquema de gobierno no respeta minorías, no es democrático.
Al no haber separación de poderes, ni respeto por la institucionalidad, es obvio que la justicia la tengan a sus pies. No respeta a las leyes, no es transparente como en su respaldo a la “confidencialidad” sobre las vacunas. El derecho socialista de Poder Cerrado se impone y supedita las normas jurídicas. El Estado socialista es un régimen temporal, como su permanencia. Las garantías individuales son conculcadas por las normas socialistas y se produce la pérdida de los derechos individuales, abuso de poder típico en un estado terrorista. Es fuerte para defenderse ante acciones externas que atentan contra su ideología o su praxis. Su forma jurídica se basa en la concepción marxista del Estado.
Tanto se pregona que “este es un gobierno del pueblo”, pero pueblo llama a las organizaciones sociales, al engañarse no percibe que su sistema es un gobierno del “partido” político socialista marxista, de aquí surgen leyes jaladas de los pelos. Lo que se practica en realidad, es una partidocracia que está muy lejos de ser democrática. Lo interesante es haber confundido a la democracia como un mecanismo para designar o reemplazar gobernantes por decisión de sus mayorías, este fenómeno, del cual fuimos testigos, fue la influencia del dedo de una sola persona.
En cuanto el Estado de Derecho de un régimen de Poder Abierto, aspira democráticamente al gobierno de todos, exige separación de poderes. Garantiza los derechos públicos subjetivos, el respeto a la libertad humana y la igualdad ante la ley. Es la expresión jurídica de la Democracia política representativa. Requiere de un sistema de sufragio conveniente para que el Régimen desarrolle plenamente sus tareas de gobierno.
La fórmula del Poder Abierto “ha derivado lentamente de una práctica política preocupada por conciliar la soberanía del pueblo, con el debido respeto a las libertades individuales”, “implica no solo elecciones, sino elecciones libres, en la que todas las tendencias puedan afrontar el sufragio de los electores”. (Georges Burdeau).
Este poder encuentra dificultades que son inherentes a la estructura política que genera. El Poder está disponible para ser conquistado por los grupos políticos. Todos tienen oportunidad de llegar al poder y los programas de gobierno nunca pueden considerarse estables. De aquí que los regímenes de Poder Abierto deben estar correlacionados con un sistema de sufragio que obtenga una representación mayoritaria conveniente y equilibrada minoría oposicionista.
Maldad totalitaria y el Poder Cerrado
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