Aumentar la producción para elevar el nivel de vida

Hay anuncios casi permanentes en todos los gobiernos sobre la urgencia de incrementar la producción, no solamente por razones económicas sino para elevar el nivel de vida de la población; pero la verdad es que las posibilidades no siempre han permitido adoptar políticas que permitan contar con medios financieros precisos para que el sector público pueda hacer y menos el privado. Si a todo ello se agrega una serie de dificultades creadas con la aparición del coronavirus, que ha trastocado la economía mundial, los problemas a ser enfrentados resultan mayúsculos; sin embargo, en varios regímenes han surgido temores y suspicacias para no intentar algo que efectivamente sea positivo y ello ha paralizado toda intención de mejorar los niveles de producción.
La economía mundial se ha visto enfrentada a una serie de problemas por el accionar del virus que ha anquilosado todo buen propósito, desalentando nuevas inversiones, complementarias a las habidas hasta el mes de julio de 2020; la desconfianza de empresarios y trabajadores ha crecido y no debido a que haya desavenencias entre ellos, sino que todo muestra dudas sobre lo que se debe hacer y cómo emprender políticas que permitan aumentar la producción. Además, cuál será la reacción de los trabajadores por el hecho de que los empresarios no siempre podrán acceder a pedidos para aumentar sueldos y salarios, puestos en una “balanza de equilibrios”, por no saber, a ciencia cierta, qué futuro tendrá la producción, qué comportamiento primará en la conducta de empresarios y cuáles serán las reacciones del público.
A pesar de todas las dificultades que son constatadas tanto por el gobierno como por los empresarios privados, no puede ni debe disminuir la preocupación por incentivar la producción de bienes de uso y consumo, y ello será posible incrementar en cuanto el gobierno adopte políticas efectivas y otorgue amplias garantías al sector privado que, a su vez, deberá invertir más y evitar dificultades que le impliquen disminuir su crecimiento, inclusive con miras a evitarse problemas sociales con sus trabajadores que, con seguridad, tienen conciencia de los graves problemas que causa el virus que a todos nos tiene sumidos en una pandemia que no se sabe cuándo concluirá.
La pobreza que cada vez aumenta en el país –por más esfuerzos que hagan gobernantes y gobernados– no debe crecer y, por el contrario, es necesario desplegar múltiples esfuerzos para disminuirla. Lo cierto es que cualquier esfuerzo que se haga para dejar de tener una economía restringida por la enfermedad que se hace común, como es el coronavirus, siempre será poca y lo que corresponde es aunar esfuerzos para no sentirse derrotados.