Desde la fundación de la República, los nombres de quienes introdujeron serias e irreversibles transformaciones en el país, están inscritos con letras de molde. Ellos merecen respeto, admiración y cariño de todas las generaciones. Ahí están aquéllos que trabajaron, sin escatimar esfuerzos, por una Bolivia digna de mejor destino. Lo hicieron pese a la adversidad, sin haber conocido un proceso de bonanza económica. Con recursos muy reducidos. Buscando, sobre todo, el bienestar, con inclusión social. Animados por la vocación de servicio a los más desprotegidos, de las minas, ciudades y del campo. Priorizando el futuro nacional.
Cada época de la historia Patria está matizada por esos pasos decisivos para la construcción de la Bolivia Nueva. Marcados con humildad, desprendimiento y patriotismo, fundamentalmente. Sin intereses mezquinos. Que intentaron despejar los odios y rencores, que tanto mal le hicieron al país. Algunos, inmersos en esta actividad, ofrendaron inclusive la vida. Expiraron, arrollados por la vorágine política, con el pensamiento de que vendrían días más llevaderos. Evitaron, con la muerte trágica, el “enguerrillamiento” de sectores antagónicos.
Unos surgieron de los cuarteles, con elevada formación cívica. Otros del seno de la sociedad civil, con indiscutible capacidad intelectual. Dejaron huellas indelebles de unidad y progreso nacionales. Y se constituyeron en paradigmas, para quienes vienen detrás de nosotros. No es necesario mencionar nombres. Basta revisar los avances que alcanzó Bolivia, en temas sociales, económicos y culturales, a lo largo de su existencia republicana. Todas sus luchas y acciones, sus sueños y realidades, sus ideas e ideales, acerca el desarrollo, con bienestar social, que buscaron, están en la memoria histórica.
Fueron conocedores de la realidad boliviana y del continente latinoamericano. Incansables estudiosos de los problemas socio – económicos. Intérpretes de las aspiraciones de mejores días de la ciudadanía. Enérgicos defensores de los recursos naturales. Valientes centinelas de la integridad territorial. Fueron visionarios. Posiblemente tuvieron errores, pero los rectificaron. Y es que el hombre es perfectible.
Ojalá surjan, con el devenir de los años, hombres de la talla de los aludidos. Ciudadanos con verdadera vocación de servicio a la Patria. Con inquebrantable voluntad política para solucionar los problemas nacionales inmediatos. Probos y honestos en el manejo de los asuntos públicos. Con profundo espíritu de bolivianidad para integrar a todo el territorio patrio. Sin rencores, sin ojerizas, sin regionalismos, sin racismos ni actitudes discriminatorias. Con accionar democrático, desinteresado y sin afanes de perpetuarse en el Poder. Tolerantes con el adversario y respetuosos con quienes piensan diferente. Con elevada sensibilidad humana y despojados del autoritarismo que amedrenta, encarcela y silencia. Con inquietudes para generar empleo, en tiempos de pandemia. Como verdaderos abanderados de la unidad nacional, sobre todo interés personal o de grupo.
En suma: hay que resaltar la contribución de nuestros mayores en la construcción de Bolivia Nueva…
La contribución de nuestros mayores
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