Cuidar el prestigio y la dignidad nacional es deber de todos los habitantes del país, preservar su honra y buen nombre es responsabilidad de estantes y habitantes, especialmente cuando se trata de combatir a los negocios ilícitos, como es el tráfico de drogas alucinógenas que cobran miles de vidas. Este tema del narcotráfico debe ser tratado con mucha seriedad, energía y responsabilidad, es negocio sucio que no solamente causa trastornos en la salud, sino que contribuye a propagar enfermedades y muertes y compromete la dignidad, salud y seguridad de las familias. Las drogas son, pues, venenos que circulan por todo el mundo, que significan ganancias ilícitas para los productores y comercializadores, comprometen el prestigio y estabilidad de gobiernos, organizaciones políticas, bancos y grandes negocios. Ese negocio ilícito destruye la economía de las naciones, es enemigo de las arcas fiscales y propiciador de la delincuencia en todas sus formas, empezando por el contrabando; es mal que ataca con persistencia con el fin de alcanzar sus objetivos comprometiendo la dignidad, la honra, el prestigio y la integridad moral de naciones, personas e instituciones, al corromper a funcionarios honestos y dignos, utilizando en toda forma la máxima de Napoleón Bonaparte: “No hay hombre que no se venda, solo hay que saber su precio”.
El narcotráfico es poderoso en todo sentido, puesto que, al contar con mucho dinero, tiene capacidad para ingresar a toda actividad, negocio e institución y resulta ser la entidad más rica, mejor organizada y con más poder de todo el mundo. Mimetizada en las más grandes compañías de producción y con gran capacidad financiera, ocupa los cargos más importantes, sin que los verdaderos dueños o empresarios tengan capacidad para identificarlos y denunciarlos, y si ello ocurre, no solo pierden económicamente, sino la vida con inclusión de sus familias.
El narcotráfico es uno de los más grandes males que sufre la humanidad porque es causante del mayor número de muertes y propagador de enfermedades; es impulsor y organizador de atentados, secuestros, y asesinato de personas; promueve y apoya financieramente a regímenes contrarios a las leyes. Es apoyo indirecto de todo acto delictivo, con maltrato y castigo a quienes se atreven a combatirlo, secuestros y delitos contra las libertades y en contra de todo lo que implique ser legal. Ser parte activa y permanente de sus actividades es el medio para asegurarse apoyos y hasta lealtad y fidelidad de grupos que perciben mucha cantidad de dinero.
En todo caso, para quienes dirigen internacionalmente el vil negocio de las drogas alucinógenas, es importante la actividad político-partidista porque ello significa asegurarse todo tipo de poderes a cambio de dinero que, muchas veces sirve para solventar campañas electorales, aunque no todos los partidos políticos se prestan a sus incitaciones y rechazan todo apoyo, toda ayuda o donativo. Pero dejan un reguero de compromisos que no siempre son rechazados porque se juegan muchos intereses. Muchas organizaciones partidistas evitan contactos directos con quienes dirigen el mortal negocio, pero no siempre pueden controlar el accionar de todos sus militantes que se prestan a exigencias e imposiciones para que forjen apoyos incondicionales a los que caen en sus tenebrosas redes. Es decir que, a cambio de gabelas o dinero, se prestan a cumplir disposiciones de quienes los catalogan como sumisos y obedientes, ya que es el miedo el que podría cobrar deudas insatisfechas.
Por todo, gobernantes y gobernados debemos comprender que cualquier conducta favorable al narcotráfico mella la dignidad y prestigio de la nación. Es importante que lo mencionado sea tomado en cuenta por el gobierno y los demás poderes del Estado, eficientes o no, pues representan al país y lo que se diga de ellos a nivel internacional, nos cae a todos, puesto que en comentarios no se hace discriminaciones y se rumorea, se habla, se juzga todo sobre Bolivia. Este es un aspecto que deberían tener en cuenta los integrantes del Legislativo y los partidos políticos, especialmente si aspiran a obrar con responsabilidad y limpieza absolutas.
Innegablemente, todos estamos obligados a luchar, directamente o no, contra el narcotráfico en todas sus formas, empezando por la coca ilegal que sirve para fabricar la cocaína, contra la comercialización y uso del alucinógeno mortal. La mejor manera de cuidar nuestra dignidad y seguridad es rechazar cualquier intento que se produzca para atraer a nuestros niños y jóvenes a las redes de las drogas.