Los últimos Juegos Olímpicos desarrollados en Tokio, Japón, dieron resultados magros a Sudamérica. En realidad, el desempeño del deporte latinoamericano en general no fue grato. Así lo muestra el medallero en el que únicamente Brasil saca la cara con creces ocupando el puesto 12, con 21 medallas, lo que mejoró incluso lo hecho en casa, Olimpiadas de Río 2016, cuando logró 19. Luego, Ecuador, puesto 38, con 3 medallas; Venezuela, puesto 47; Colombia, 66; y Argentina, en el 72. A nivel latinoamericano, Cuba, puesto 14; y México, 84. Respecto a anteriores olimpiadas sólo el gigante carioca logró un progreso visible; mejoró desde Beijing 2008 -17 medallas- y otras 17 en Londres 2012.
Demás está decir que Bolivia en su historia olímpica tiene cero medallas, lo que traduce la orfandad en la que se encuentra el deporte en general, sobre todo el denominado “olímpico”. Hasta hoy no puede repetir aquella performance de los VIII Juegos Bolivarianos, realizados en La Paz, cuando logró 71 medallas, bien ganadas, clasificándose en el quinto lugar. Fue la real “revolución deportiva” boliviana. Aunque en 2009, en Sucre, se verificó una nueva edición de los Bolivarianos, en los que se incorporó más disciplinas deportivas y un mayor número de atletas, logrando también el quinto lugar, con 131 medallas. Se trató de un encuentro un tanto deslucido, pues durante más de 7 horas, los dirigentes de los Comités Olímpicos tuvieron que reunirse para modificar los estatutos de la ODEBO, autorizando que ciudades de otros países -Ecuador y Perú- sean subsedes, algo inédito hasta entonces que deslució en parte dichos Juegos. Inclusive Colombia protestó y dejó entrever que dejaría de tomar parte en futuras ediciones.
Hablando de la última participación en Bolivarianos, tenemos el XVIII que se verificó justamente en Colombia; entre 11 países ocupamos el puesto 9. Bolivia tuvo 318 atletas en esas justas; logró 32 medallas. En los precedentes puestos, 8, 7, y 6, clasificaron Paraguay, República Dominicana y Guatemala, que sólo tenían 147, 184, y 122 deportistas, respectivamente, menos que Bolivia. Esto hace advertir que la actividad muscular está venida a menos y se encuentra a la vela de Dios en la nación. El deporte en general anda de tumbo en tumbo. El esfuerzo y la dedicación personales, entre tanto, hacen que algunos deportistas traten de darle lauros a Bolivia. Asimismo, autoridades miopes que sólo tienen preferencia por el fútbol hizo que sean descuidadas las demás disciplinas. Se da el caso de que Ministros o Viceministros de Deportes, casi exclusivamente eran jugadores, técnicos, o árbitros del balompié. Se suma a ello la falta de control estatal en Federaciones y Asociaciones deportivas, en las que fácilmente dirigencias pueden permanecer por décadas viviendo del deporte y no para el deporte, y esto le hace daño, ante lo cual se repiten uno tras otro los fracasos, los que son “matizados” con una serie de expresiones como “hicimos todo lo posible”; “fue la mejor actuación que tuvimos”; “jugamos como nunca, adquirimos experiencia”; “no merecíamos perder”, y otras. De ahí que sea tiempo de pensar en cambios drásticos en todo el andamiaje del deporte boliviano; hasta la misma Ley del Deporte, para salir del pozo profundo en el que se encuentra.
Deporte boliviano a la vela de Dios
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