Ver a la ex presidente Jeanine Áñez prisionera y enferma y al ex presidente Evo Morales exultante, viajero, mandón, petulante y agresivo es algo inconcebible. Ella, Jeanine Áñez, no hizo sino obedecer lo que dictaba la Constitución cuando accedió al mando el noviembre del 2019, sin buscar nada; él, Evo Morales, se burló del 21.F, de la Carta Magna, cometió un fraude escandaloso, huyó al exilio cobardemente y regresó como un mesías.
Esta es la Bolivia deplorable, la Bolivia injusta, donde la bellacada se impone sobre la sobriedad, donde la ignorancia y la inmoralidad triunfan porque son más grandes que la virtud. Jeanine está acosada por una justicia que responde ciegamente al MAS (como están pagando otros muchos ciudadanos probos) mientras que Morales, el verdadero culpable de las peores aberraciones, tiene todavía alardes de líder, aspira a volver al poder, y provoca un enorme malestar ciudadano poniendo en riesgo la propia democracia.
Ya es hora que el pueblo boliviano se manifieste con valentía y que proteste porque una mujer inocente está en la cárcel y un peligroso sujeto, de ignorancia supina, ande suelto provocando bochorno. Hay que salir a las calles a protestar contra la prisión de Jeanine Áñez, única forma de que los carceleros dejen de lado sus ansias de venganza.