Por Valeria Sabater, psicóloga
Los amigos falsos son como el reverso oscuro de la Luna. Al principio nos deslumbran con sus hechizos y amables atenciones, pero poco a poco vamos intuyendo ese otro lado, donde habitan las oquedades de un carácter interesado.
Esa afectividad yerma y desolada que casi sin darnos cuenta, nos minan el ánimo. Son perfiles que sin duda debemos saber identificar lo antes posible, sobre todo por nuestra salud emocional.
Suele decirse aquello de que la amistad es el mejor ingrediente de la vida. También lo es el amor, no hay duda, pero lo que confiere un buen amigo trasciende, en ocasiones, los vínculos de las relaciones afectivas y familiares. Así, ese tejido construido a base de complicidades, experiencias comunes y de una confianza intensa, es lo que nos aporta una fuente de energía eterna y, ante todo, calidad de vida.
No obstante, es inevitable dar, de vez en cuando, con uno de esos especímenes tan comunes en nuestros contextos sociales, donde el interés y el egoísmo se camuflan bajo el revestimiento de la más luminosa amistad. Y caemos, por supuesto que caemos, porque en nuestra inocencia natural no dudamos ni un momento que el propósito cardinal de toda buena amistad es aportar felicidad, apoyo y bienestar.
Hasta que finalmente ocurre, aparecen las decepciones, las pequeñas mentiras, los desprecios constantes y las más sibilinas manipulaciones. Lo queramos o no, estamos ante uno más de esos amigos falsos al que no vimos llegar, pero al que debemos dejar ir lo antes posible por salud y por nuestra propia dignidad…
Tipos de amigos falsos
1. El alpinista social
Uno de los primeros amigos falsos que solemos encontrar de forma temprana en nuestra vida es el “alpinista social”. Los vemos en las clases de primaria, de secundaria, en la universidad y por supuesto, en nuestros entornos laborales.
Son aquellos que construyen lazos de amistad solo por un fin: escalar posiciones en el contexto social. Así, es común que en su época escolar busquen la cercanía de los alumnos más populares o los que mejor nota obtienen. Más tarde, y en un contexto laboral, no dudarán en humillar y manipular a diestro y siniestro para ir escalando posiciones.
2. El amigo que está en los buenos momentos y se vuelve invisible en los malos
A la mayoría nos sonará sin duda esta tipología de falsa amistad. Hablamos de esas personas que siempre están cerca en los días de calma y bienestar, lo que se apuntan a cualquier plan, a cualquier fiesta, escapada o propuesta de última hora. Sin embargo, cuando surge algún problema o situación, donde más agradeceríamos su apoyo e interés, desaparecen como el viento al cerrar una ventana…
3. El buscador de errores, el que te juzga
Si hay algo que caracteriza a la amistad más saludable es aquella que nos procura bienestar en cada momento. Ello hace que nos sintamos bien con su cercanía, que tengamos la seguridad de que no seremos juzgados ni criticados y que al pasar unas horas con esa persona, nos iremos mejor de lo que hemos llegado.
Sin embargo, esto no ocurre con los amigos falsos; con ellos es común que nos volvamos a casa mucho peor que antes. De hecho, una tipología que suele abundar es esa que tiene como afición buscarnos fallos, llamarnos la atención en cada error que cometemos (o no) y juzgarnos un día sí y otro también. Este tipo de dinámica genera un considerable desgaste emocional.
4. El que te envidia callada o descaradamente
“Es que tú todo lo haces bien”, “a ti esas cosas no te pasan como a mí”, “siempre tienes mucha suerte”… Este y otro tipo de frases son las que nos suelen repetir esos amigos falsos que en lo más interno de su ser, nos envidian.
No obstante, lo que hay en ellos es una baja autoestima, la cual les aboca a este tipo de interacciones muy poco saludables para ambas partes.
5. El que quiere que las cosas te vayan bien pero no mejor que a él
Este rasgo de la falsa amistad es tan curioso, como común a la vez. Se manifiesta del siguiente modo: tenemos a personas que nos animan a que nos superemos, a que consigamos cosas. Sin embargo, cuando esto ocurre, lejos de sentirse felices por nosotros se distancian, o muestran incomodidad.
Tras ese tipo de situaciones lo que hay, una vez más, es una marcada baja autoestima. Siempre se sentirán más cómodos con nosotros mientras estemos a su altura y en sus mismas condiciones. Sin embargo, cualquier atisbo de éxito o de superación les pone en evidencia, les sume en la contradicción y en la incomodidad.
6. El rival disfrazado de “mejor amigo”
Si te compras un móvil, no lo dudes, uno de tus amigos buscará adquirir uno mucho mejor. Si te apuntas al gimnasio, cuidado, él o ella también lo hará para superar tus marcas. Su objetivo: ser mejor que tú en cualquier cosa que hagas, en cualquier propósito que te marques o en cualquier logro que consigas.
Estos amigos falsos actúan como nuestra némesis, esa sombra perseguidora y vengativa que intentará ser mejor que nosotros en cualquier ámbito de nuestra vida.
7. El que te manipula
El amigo manipulador es ese especímen discreto pero implacable que casi sin que nos demos cuenta, nos ancla los hilos de una marioneta para manejarnos a su antojo durante un tiempo. Se valdrá del victimismo a veces, otras del chantaje emocional y otras del engaño y de infinitas estrategias maquiavélicas para tenernos en la palma de su mano y conseguir así, lo que desea en cada momento.
Para concluir, como ya podemos intuir hay muchos más tipos de amigos falsos: el que critica, el que traiciona, el que escampa chismes… Podríamos describir múltiples tipologías, sin embargo, lo más importante de todo ello es que además de identificarlos, sepamos manejarlos.
A veces, no hay que recurrir obligatoriamente a romper ese lazo. En ocasiones basta con dejar las cosas claras, poner límites e incluso por qué no, favorecer el crecimiento personal y la autoestima de ese amigo para que sea capaz de crear relaciones más saludables.