miércoles, marzo 12, 2025
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Un chivo especial

En esta oportunidad nos referiremos a un libro sumamente interesante: «La fiesta del chivo» (Santillana, ediciones generales, primera edición 2003), cuyo autor es el destacado escritor peruano Mario Vargas Llosa. Este autor tiene una relación especial con Bolivia, porque cursó sus primeros estudios en Cochabamba y luego los secundarios en Lima y en Piura.

Es un texto muy ameno que relata un periodo de la vida de República Dominicana, dominada por un tirano durante 31 años, el «chivo», general Trujillo, un tirano implacable, acompañado de un presidente sempiterno, el doctor Balaguer. Nos recuerda cómo en nuestro continente se han dado dictaduras muy duraderas que benefician a pequeños grupos en contra de toda una nación. Por ejemplo, en la actualidad se tiene el caso de Nicaragua, presidido por un personaje que tiene a su esposa como vicepresidenta, apropiándose del mismo mientras su pueblo sufre miseria.

El texto se inicia con la visita de Urania a su padre, el exministro Agustín Cabral, en Santo Domingo o mejor dicho ciudad Trujillo, después de haberse formado profesionalmente en los Estados Unidos y ejercido exitosamente su profesión en ese país. El padre sigue viviendo en el mismo barrio de clase media alta. Pero cuando se da esta visita, el destacado personaje del pasado es ahora un triste enfermo en su cama, quien claramente no reconoce a su hija o lo hace por instantes fugaces.

A través de esta visita Mario Vargas nos va relatando ese periodo de la vida de un país dominado por los Trujillo, que somete a su pueblo en beneficio de su pequeño grupo familiar que se dedica a la farra, los burdeles y el asesinato, protegidos por el poder. Sus enemigos, por cualquier motivo, son asesinados, previas torturas y sus cadáveres tirados al mar para desaparecerlos por siempre.

El único enemigo que podía criticar algo a este gobierno despótico era la iglesia, por intermedio de su obispo. El tirano reflexionaba sobre si podía deshacerse de éste, sin recibir represalias, pero, detrás de ese poder además estaba Estados Unidos, que de ser atacada la iglesia desembarcaría sus tropas y acabaría con este gobierno.

Un ejemplo de cómo se controlaba a todo el mundo, es el caso de un oficial del ejército que tiene que pedir autorización al dictador para casarse, se lo niegan, y esto le significa de inmediato un ascenso en la estructura militar y la confianza de la «cabeza» del poder para seguir ascendiendo en su carrera. ¿Por qué? La novia tenía un hermano enemigo del régimen y, por lo tanto, era un impedimento total. Al aceptar la decisión del máximo en el poder, no se casa con ella.

Para remate le piden a este oficial que mate al hermano de la que estaba enamorado y lo hace, con lo cual rápidamente asciende a otras posiciones. Es una clara demostración de su «lealtad» al caudillo.

Por todo ese control sobre la ciudadanía, gradualmente se va formando un grupo que decide poner fin a esta situación de opresión y se arma un grupo que arma un plan para este propósito.

Se estudia que el caudillo tenía una rutina rigurosa y que, a partir de cierta hora en la mañana, se dirigía por una avenida definida hacia el Palacio y entonces consiguen un coche que permitía desarrollar una alta velocidad para perseguir el auto del tirano. Se arma al mismo tiempo un grupo de individuos que, muy cercanos al propio dictador, pero cansados de él, deciden deshacerse del mismo.

Concluido el ataque, se asoman al coche que conducía al tirano y verifican su muerte. ¡Misión cumplida!

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