Con un proceso sistémico se busca desarrollar y orientar las dimensiones del ser humano (mental-psicológica, física, y ética-espiritual), lo que supone cultivarlas para formar integralmente al futuro oficial de la Policía Boliviana.
Implica preparar a damas y caballeros cadetes para servir y defender a la población en cada organismo policial, de modo que puedan estar aptos para cumplir su misión y funciones, así como ejercer responsablemente las atribuciones conferidas por la Constitución Política del Estado y la Ley Orgánica de la Policía Boliviana, como garantes estatales de la convivencia social en territorio nacional.
Entre los pilares mencionados arriba, está el mental, que implica la dotación de nuevos conocimientos generales y específicos en el área de las ciencias policiales y otras afines; las cuales, además de definir una especialidad en la formación del futuro policial, también implican adecuación a nuevas tecnologías e innovadoras políticas que faciliten los procedimientos de prevención e investigación, constantemente demandados por la sociedad en la lucha contra el delito. Pero lo puramente mental es incompleto sin lo psicológico, bajo la perspectiva de convertirse en un ser conciliador, empático, con calidad y calidez de atención social, protector de los derechos humanos, preparado para lograr mejores resultados en la prevención e investigación de delitos, brindando protección y auxilio en accidentes y otras emergencias, incluso dando asistencia para el nacimiento de nuevas vidas.
Con el pilar físico, los policías en formación (damas y caballeros cadetes) deben responder a tareas de acondicionamiento físico y defensa personal, con el propósito de aumentar sus capacidades, mantener su cuerpo saludable, mejorar su rendimiento y preservar el bienestar orgánico y mental, para poder responder a todas las pruebas y exigencias que llegan a presentarse en el cumplimiento del deber, contra acciones delictivas que se aprovechan de la vulnerabilidad de la población. Al delinquir se afecta la integridad de la ciudadanía.
Estos pilares en la nueva formación integral están interrelacionados con una de las columnas vertebrales –las cuales representan la verdadera vocación del futuro funcionario policial–, como es lo ético, dimensión que le permite asumir de forma reflexiva los principios y valores que subyacen a las normas reguladoras de la convivencia social; que, con lo espiritual, dotan de sentido y propósito a las propias acciones y existencia misma del servidor policial.
Finalmente, la aplicación de nuevas tecnologías, mayor conocimiento, habilidades y destrezas, la adecuada condición física e implementación de elementos psicológicos en beneficio de la sociedad, no son adecuadamente entendidos si no están relacionados transversalmente con los valores humanos y sociales que deben ser aplicados de forma permanente por el nuevo funcionario policial.
Formación integral del nuevo servidor policial
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