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¿Qué pasó, señor Choquehuanca?

El señor David Choquehuanca es el Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, y fue el Ministro de Relaciones Exteriores que más años ejerció ese ministerio. Es en buena medida parte del grupo de individuos que están en el poder político del Estado durante tres quinquenios seguidos.
El señor Choquehuanca en el acto de posesión del actual gobierno y como segundo hombre en la jerarquía del gobierno del Estado, sentenció: “Los bolivianos debemos superar la división, el odio, el racismo, la discriminación entre compatriotas. Ya no más persecución a la libertad de expresión, ya no más judicialización de la política, ya no más abuso de poder. El poder puede corromper y es muy difícil modificar la naturaleza del poder y sus instituciones, pero es un desafío que asumiremos desde la sabiduría de los pueblos. Nuestra revolución es la revolución de las ideas, de equilibrios, porque estamos convencidos de que, para transformar la sociedad, el gobierno, las leyes y los sistemas políticos, debemos cambiar como individuos”.
En el reciente 6 de agosto, en su discurso emitió las siguientes ideas: “justicia para la vida, sin impunidad, sin corrupción”, “equilibrar y armonizar lo que está dividido”, “trabajar la unidad con identidad propia”, “escuchar al otro, a su diferencia, es una virtud”. Asimismo, pidió a políticos y comunicadores trabajar para superar la polarización.
Los pensamientos expresados por el Vicepresidente tienen ciertamente un contenido conciliador para la sociedad boliviana divida y polarizada, debido a la política de división y enfrentamiento del régimen de gobierno populista que nos gobierna hace quince años, inspirado en el “Foro de San Paulo”, con un discurso maniqueo, excluyente, de soberbia y prepotencia desde el poder.
En esta segunda versión del régimen populista, sus discursos de tono conciliador parecen un arroyo en el desierto, que va a saciar la sed de paz y justicia de los bolivianos, cansados de tantos años de confrontación, que dieron lugar al levantamiento e insurrección de los ciudadanos en todas las capitales de departamentos, en defensa de su voto en el referendo del 21 F y las elecciones de octubre de 2019, pero además de los excesos del poder del régimen del señor Morales Ayma.
La realidad ha sido otra, pues desde el mismo día de la posesión del gobierno de la segunda versión del populismo-masista, se ha desatado una persecución sañuda a través de los fiscales y jueces del Órgano Judicial al servicio del poder político, de las autoridades del gobierno transitorio emergido por la renuncia y huida del señor Morales Ayma, tal como lo dispone la Constitución Política del Estado, encarcelando a la ex presidente Jeanine Áñez, a algunos de sus colaboradores y ex jefes militares, con el argumento de un supuesto “golpe de Estado”, cuando está en la conciencia moral del pueblo boliviano, que no hubo golpe, sino un legítimo levantamiento popular en ejercicio de su derecho a la rebelión y resistencia.
Llama la atención la diferencia entre el discurso del Presidente y el del Vicepresidente del Estado, entre la condena y acusación, por una parte y la conciliación por otra, pues, lamentablemente, el segundo se queda en discurso y el primero, además, en acción, pues la represión y persecución no ha cesado y luego del informe de un grupo de investigación independiente (GIEI), de origen extranjero, sobre los acontecimientos de octubre-noviembre de 2019, el Ministro de Gobierno asumiendo el rol de juez y fiscal, amenazó a los supuestos responsables de los hechos, pero no hizo mención a los autores intelectuales, que dispusieron se desate la violencia, incluso contra lo recomendado por los expertos, de no acometer represión e investigar y juzgar luego de constituir un Órgano Judicial independiente.
El solo discurso que puede o no ser sincero, si no está a continuación acompañado de acción, es solo eso, discurso, pues no olvidemos que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones, pues desde el mismo Órgano Legislativo, a cuya cabeza se encuentra el señor Choquehuanca, se promueve la confrontación y odio.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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