El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos en su reunión extraordinaria de 25 de agosto de 2021 ha reafirmado: “¡¡Jamás aceptar la impunidad!!” Esto como claro ejemplo de lo que corresponde: hacer bien las cosas.
Entre tanto en Bolivia –en cuestión de horas– la fractura social se ha acentuado como nunca. Ello no resulta perceptible por los indicadores económicos; ello se manifiesta en un sentimiento profundo y durable de exclusión y de retraso que se instala.
EL PRINCIPIO DE NO INTERVENCIÓN
Como es natural, todos los países defienden sus intereses, su modelo social, principalmente. Entre tanto, otros países se someten a discusiones productivas y dicen con tono amigable pero firme, la cooperación que desean.
Pues bien, queda claro no solamente aquello, que la reelección no es un derecho humano; admitido en sentido contrario por un tribunal boliviano, impropiamente. Sin embargo, se preparó la elección presidencial de 2019, total que ello provocó la explosión del sentimiento nacional, por lo que el Soberano tuvo que encomendar la realización de nuevas elecciones. Entonces, se procedió a la firma de un acuerdo “vinculante” entre los señores Juan Evo Morales y Luis Almagro para ver aquella elección fallida, preparada o aparente de legalidad; acto que provocó el quiebre del Orden Democrático. A ello se quiere considerar como ¿acto violatorio del principio de no intervención?…
Otra cosa es manejar la verdad en asuntos tan delicados. Camino en el que, gracias a Dios, están la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA), como garantes de nuestro desenvolvimiento correcto.
¡¡NO A LA IMPUNIDAD!!
En la OEA no hay lugar para las ideologías baratas. Aquí se cumple la Ley, clave fundamental de su funcionamiento. La OEA fue creada para que ella misma cumpla con sus normas de organización. Consiguientemente, ninguna violencia, ninguna ideología puede parar la aspiración de justicia y de paz que desea un pueblo.
A tanta belleza Bolivia está unida, no puede apartarse de ella. De manera muy concreta, el boliviano y la boliviana perciben que los gobernantes son las personas que han recibido competencias para manejar los negocios públicos; en consecuencia, toman las decisiones iniciales con respecto a las actividades, de tal o cual sector social, donde se encuentra comprometida la vida nacional. De esta manera, los gobernantes en el Estado tienen el poder de decidir y de ejercer la fuerza que obliga, en el cuadro de una reglamentación preexistente. Por eso es que todo está condicionado siempre a Respetar el Estatuto Constitucional.
Bajo esta manera de considerar las cosas, es que nos encontramos –exclusivamente– en el terreno jurídico, donde una enorme máquina juega un rol importante, haciendo que la magia política ejerza su imperio.
Más ante la nueva realidad amarga de gobernantes que denuncian, todo exige una respiración profunda para no ceder en cuanto a las aspiraciones de justicia y paz. Estamos en una confrontación en el caso de la Sra. Jeanine Añez, mandataria del pueblo de Bolivia, para hacer nuevas elecciones; si bien el ultimátum que plantearon los mineros a 26 de agosto (amenazando con bloqueo nacional de caminos) ha sido terminante.