lunes, septiembre 2, 2024
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Cuando los comunicadores no hacen su trabajo

Un comunicador no debe identificarse solamente con las habilidades técnicas en la producción de mensajes, la administración correcta de una libreta llena de contactos, conocer los respectivos detalles de protocolo o la administración de redes sociales. Este profesional, habitualmente conocido como Relacionador Público, tiene la misión de involucrarse enteramente con los fines y objetivos de una institución, su esencia y sus funciones, su meta inmediata será formar parte y proponer en el nivel decisorio.
En el caso del aparato público, su labor se profundiza más aún con la tarea de comprender y participar de la ideología o de los fines filosóficos del sistema. En estos niveles su papel es fundamental, entendiendo que un mal paso puede dar a lugar al desprestigio y la pérdida de credibilidad de una autoridad electa.
Edward Bernays (1891-1995) es considerado como el padre de las relaciones públicas, sus aportes conceptuales se enmarcan en la Ingeniería de Consenso, análisis que tiene el objetivo de aplicación de conceptos psicoanalíticos logrando en las multitudes adhesión y opinión a favor ante la toma de decisiones circunstanciales. Bernays formó parte de la Comisión Creel, comité gubernamental creado por el Presidente Woodrow Wilson en 1917, junto a él expertos en propaganda y profesionales de los medios de comunicación tenían la función de controlar e influenciar las disposiciones emocionales de la opinión pública respecto a la participación de su país en la Primera Guerra Mundial.
Los profesionales en comunicación, más aún los gubernamentales, ya sean de instancias nacionales o departamentales, deben involucrarse enteramente. Su accionar no puede ser meramente técnico o solamente ser tomados en cuenta para sacar la foto, grabar, producir y difundir las alocadas ideas del jefe, ejemplo desastroso es el pasado caso del alcalde de Santa Cruz de la Sierra. Desde la otra vereda y en otro ejemplo, la evaluación y el análisis permiten entender el flujo cauto de información y no caer en una sobreexposición innecesaria, tal como la extensa participación del Presidente en actos públicos (reciente visita a Santa Cruz).
Un comunicador debe evaluar, medir, orientar, alertar y sobre todo proponer. Ser crítico, analítico y estratega, deberá incluso disentir ante ideas disparatadas, esa será la actitud que permitirá afianzar su presencia en el equipo decisorio. Finalmente, nunca está demás la actualización y la lectura, incluso de disciplinas como la psicología; entendiendo tal vez que parte del éxito de Bernays fue la influencia familiar indirecta en el área del Psicoanálisis, su biografía cita la estrecha relación con su tío, Sigmund Freud.

Christian Trigoso, Especialista en Comunicación Institucional.

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