Desde hace algunos años, en Bolivia se producen opiniones entre quiénes en la actividad política, son de izquierda y quiénes son de derecha. En Bolivia este asunto se convertido en motivo de discusión pública e inclusive algunas personas han llegado a las manos. Inclusive, algunos filósofos criollos han hecho referencias sobre el tema, aunque sin hacer las aclaraciones del caso.
Algunas personas piensan que el uso de las palabras izquierda y la actitud de derecha es resultado de su propia inteligencia natural. Otras lo hacen de acuerdo con sus emociones, conducta de raza, –muy comunes en el país–, otras según su punto de visa de clase y otras a referencias obtenidas del mucho leer y el poco dormir y hasta de origen divino, pero casi nunca consideran que son reflejo de la vida real en la mente.
En último término, la posición política de los individuos, en torno a esos conceptos políticos, no depende de su mente, sus sensaciones, plagios librescos, ni de alguna inspiración cósmica o divina, sino que la posición personal correcta de ser de derecha o izquierda, depende exclusivamente como expresión concentrada de la realidad histórica de cada país, del nivel que ha llegado.
En efecto, si un país como Bolivia, según ciertas condiciones históricas, independientes de la voluntad de sus ciudadanos, está pasando de la condición de colonia feudal a la de nación democrática, ese país se encuentra en una posición de izquierda y, por tanto, los ciudadanos, como actores de esa realidad, deben ser de izquierda. En cambio, quienes no están de acuerdo o están contra esa realidad, automáticamente resultan siendo de derecha, están contra el avance de la vida, quieren hacer marchar hacia atrás las manecillas del reloj de la historia. Por tanto, los que se llaman de derecha son, en realidad, de izquierda, y los que se dicen de izquierda son de derecha.
Además, hay políticos que sueñan con fantasías miliunanochescas, que no corresponden a la realidad de su país, son iguales a las de don Quijote de la Mancha. Esperan construir la utópica República de Barataria, de las igualdades absolutas, aunque fracasan matando de hambre al pueblo y sin rehacer lo que habían destruido. Estos son los loquitos que andan sueltos, sueñan con el internacionalismo ambiguo, sin comprender que las palabras abstractas no pueden realizarse porque las abstracciones no existen.
Al respecto, se debe recordar que los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen por su propio deseo, o sea bajo condiciones elegidas por ellos, sino sólo bajo aquellas condiciones en que se encuentran, que existen y fueron heredadas del pasado. Están sometidos a esa realidad y no pueden escapar de ella. La tradición de todas las generaciones pasadas aprisiona la mente de los vivos. Así mismo, cuando los hombres creen estar dedicados a creer que están cambiando las cosas, y creando algo nunca imaginado, es cuando acuden a sus mentes fantasías ideológicas ya superadas, a las viejas ideas, con lenguaje prestado. Creen que representan la historia universal y serán los artífices del sueño dorado de la enfermedad del doctor alemán.
Al respecto, ¿cuál es la realidad política de Bolivia?, ¿cuál es nivel de su desarrollo histórico?
Bolivia –quiérase o no– hace poco ha salido del viejo cascarón del pasado. De la condición de colonia feudal (extrema derecha) pasó, con la Revolución de 1952, a la condición de nación democrática (de izquierda), aunque, víctima de ataques esquizofrénicos, sufrió traiciones, desviaciones y estancamientos para retroceder al pasado o dar saltos circenses al futuro y terminaron devolviendo el poder a la ultra derecha y no una, sino varias veces.
Eso es inobjetable. Bolivia ya no puede retroceder, pero tampoco puede dar saltos en el vacío, ya que ese intento pedestre del infantilismo de izquierda ha fracasado muchas veces. Acudiendo a un simple ejemplo comparativo, un intento de esa naturaleza sería como querer hacer madre a una niña de pocos años, lo cual, por una parte, originaría la muerte de la menor y, por otra, que el autor del crimen sea linchado. Esos alienados no dejan de aparecer como moscas girando en el plato de miel.
Por tanto, a la luz de esos hechos, la posición política ciudadana en torno a las posiciones de derecha o izquierda está señalada por la realidad política nacional concreta actual y no por cualquier creencia sacada de la cabeza de algún teórico de tierra adentro, o las sensaciones equivocadas de un anormal sistema de percepción de los hechos y peores deducciones
En las actuales condiciones históricas del país, ser de izquierda significa sostener y perfeccionar la condición nacional y democrática en que está marchando. Al contrario, ser de derecha significa mirar al pasado de las comunidades o añorar con lágrimas en los ojos el destruido régimen colonial-feudal o querer saltar al vacío. Es ir contra el avance de la historia, es reaccionario. No faltan esos despistados que quien “construir” la sociedad ideal, no para avanzar sino para retroceder, conscientes de que la práctica y la teoría han demostrado que esas teorías son imposibles y tampoco toman en cuenta las lecciones de nuestra historia.
Quiénes son de izquierda y quiénes de derecha en Bolivia
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