El símbolo es la expresión a través de algún medio sensible, que representa e identifica a un grupo humano, ideología, creencia, etc. Desde la antigüedad los pueblos organizados se identificaban por algún símbolo, tótem o emblema que los distinguía de los demás.
En la época antigua, las sociedades organizadas en Estados adquirieron sus símbolos representativos, que eran usados en especial en las guerras, para ubicar a las caballerías e infanterías en el escenario de las batallas. El imperio romano tenía como emblema el escudo con el águila. Las tribus bárbaras que a caballo se lanzaron contra el imperio romano se distinguían con sus banderas a colores y en forma cuadrada. Es así que el término bandera viene del sajón “ban” y del latín “bandars” que significa grupo, de ahí las voces: bandada, bandolero, banda, etc.
La bandera no existía en el imperio incaico y fue traída por los españoles, herederos de las tribus bárbaras, godos, visigodos, etc., prueba de ello es que en la Iglesia de Calamarca están los Ángeles de Calamarca, cuadros pintados en la colonia y uno de los ángeles tiene en una mano una bandera conformada por cuadros a colores, que era la bandera de un regimiento de Flandes (hoy Holanda) que en ese tiempo era parte del Imperio español.
En libros de historia de la vieja Europa aparecen los “etruscos” con su bandera a cuadros de colores. En el diccionario más antiguo y puro (no contaminado por influencias de otras lenguas) del aymara, de Ludovico Bertonio, no parece el término wiphala, que recién fue incorporado.
Los proyectos políticos hegemónicos pretenden imponer nuevos símbolos, desconocer la historia y crear nuevos “falsos” tiempos fundacionales. Así el ex presidente Evo Morales Ayma en el año 2009, en su permanente campaña electoral sostenía que: “la bandera tricolor boliviana había sido cambiada dos veces, pero que la “wiphala” nunca cambió hace 500 años, demostrando sus escasos conocimientos.
La “wiphala” fue constitucionalizada al igual que la flor de la kantuta y del patujú y ha sido adoptada por los pueblos indígenas del occidente del país y del gobierno de corte populista, socialista-indigenista del MAS, pero ya desde las reuniones de la Constituyente, se levantaron voces de observación a su imposición como símbolo nacional, pues no representa a la totalidad de los bolivianos, hecho que se ha demostrado en la ceremonia de conmemoración cívica de Santa Cruz el pasado 24 de septiembre.
Los pueblos y grupos sociales tienen derecho a adoptar los símbolos que creen que los representa, pero deben respetar a los de otros grupos sociales, sin pretender imponer el suyo.
El actual gobierno, continuación del anterior a noviembre de 2019, que estuvo en el poder 14 años consecutivos, contra lo que manda la Constitución, ahora ha suplantado el escudo que desde la fundación de la República de Bolívar y luego Bolivia ha sido y es el escudo de todos los bolivianos, que impregnada a la bandera flameó en los campos de Ingavi, Atacama, el Acre, el Chaco y los principales acontecimientos de la historia, como símbolo de la libertad y rebeldía de los altoperuanos, a los que se refirió el grande Simón Bolívar, reemplazándolo por una llamada cruz “chacana” de origen peruano, adornada por innumerables tejidos de colores, que no está reconocido en la Constitución y que aparece como símbolo del actual gobierno. Pero el gobierno es del Estado y el Estado somos todos los bolivianos.
Las generaciones post guerra del Chaco, de la Revolución Nacional y de las luchas por la democracia, conocimos solo dos símbolos patrios, la sagrada bandera tricolor y el escudo de armas, que nos representan a todos los bolivianos, los otros símbolos añadidos en la Constitución los respetamos.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.