domingo, diciembre 22, 2024
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El combate de Bahía

En Xapurí, el 7 de agosto de 1902 estalla la revolución separatista encabezada por el español Luis Gálvez de Arias, y después por el brasileño coronel José Plácido de Castro, que habían tomado aquel puerto ubicado en las márgenes del río Acre, declarando la independencia de Acre en relación con Bolivia. No fue otra cosa que una guerra económica por la goma, la castaña y tratar de anexar parte del territorio a Brasil, ante el abandono y la ausencia del Estado en esta región del norte. Este movimiento bélico se inicia en agosto aprovechando las fiestas patrias.

El 10 de octubre de 1902 parte de Porvenir una columna con rumbo a Bahía que estaba ocupada por los invasores brasileños.  Por la tarde traban combate hasta el anochecer y fue al día siguiente, 11 de este mismo mes, cuando las fuerzas del ejército brasileño comandadas por el coronel José Galindo y Antúnez de Alencar, con más de tres mil hombres evidenciaron la presencia de efectivos bolivianos a una distancia de 500 metros, en la margen opuesta al arroyo Bahía. Se trataba de la Columna Porvenir, conformada por ciudadanos de diferentes regiones de nuestro país, organizada por el empresario del caucho don Nicolás Suárez.

Los combatientes bolivianos, que eran en su mayoría trabajadores dedicados a la explotación de la goma silvestre, percibieron que el jirón patrio estaba amenazado. El vecino carioca pretendía apoderarse de los ricos gomales y el caucho del Noroeste, tomando el Puerto de Bahía y la Barraca Porvenir, situados a la margen izquierda del río Tahuamanu, para luego alcanzar los ríos Manuripi, hasta llegar al Madre de Dios. Lo complicado de la región selvática mostró al enemigo la cabal apreciación numérica de la defensa boliviana, actitud que los obligó a pedir refuerzos a la Barraca “Nazareth”. El pánico de los brasileños crecía al ver que sus escuadras eran batidas por la tercera compañía de la columna y hundidas sus embarcaciones que pretendían cruzar el río Acre.

Los 85 integrantes de la Columna Porvenir que había organizado don Nicolás Suárez, dotándoles armas, eran 85 pobladores nativos conocedores del lugar. Se encontraban protegidos por la maraña de la selva, mientras los enemigos estaban refugiados en galpones de madera, con techos cubiertos de palmas, donde también vivían y tenían su arsenal.

Surgió la orden de Suárez, para lanzar flechas incendiarias sobre los galpones y trincheras de los invasores. La tarea fue encomendada a los soldados que provenían de Ixiamas (Norte de La Paz), expertos en el manejo de arcos y flechas de caza. La oportunidad en esta jornada fue propicia para el tacana Bruno Racua, que lanzó dardos incendiarios, uno cayó en los galpones del enemigo provocando un incendio de proporciones y el estallido de dinamita que tenían en su poder. Como consecuencia, los soldados cariocas y su comandante Manuel Núñez abandonaron precipitadamente sus refugios, huyendo hasta la población de Xapurí, donde tenían su cuartel general.  Hubo 240 bajas en las filas de los brasileños, muchos difuntos quemados y otros que escaparon a la selva.

Esta actuación frenó un poco las actividades del coronel brasileño José Plácido de Castro, quien ambicionaba la región del Acre en 1902.

El triunfo de Bahía tuvo efecto devastador en las filas de Castro, por ser esta zona rica en plantaciones de goma elástica, castaña y madera, aunque en la frontera ya existía una fuerza amenazadora de 8.000 efectivos.

A raíz de un nuevo levantamiento brasileño en la región, el general José Manuel Pando, a la cabeza de 400 soldados del ejército, exploró en tres oportunidades la zona y actuó valerosamente contra Castro, obteniendo la victoria de Puerto Rico en 1903.  Este hecho precipitó a los brasileños a conseguir la firma de un Tratado de Modus Vivendi. En vista de que continuaba la presión brasileña, Bolivia se vio obligada a firmar el 17 de noviembre de 1903, el Tratado de Petrópolis, por el que retrocedimos nuestras fronteras hasta las nacientes del río Acre y Abuná.

Aparte, suscribimos otros tratados como el del 27 de marzo de 1867 y 25 de diciembre de 1928, que totalizaron 490.430 kilómetros cuadrados que hemos cedido al Brasil.  El autoritario Mariano Melgarejo, el necio que no admitía críticas a su gobierno, abusando del poder, regaló el territorio de Purús y Amaramayu, las tierras del Acre y el Matogrosso por un caballo y un juego de living que le obsequió la diplomacia brasileña, aparte del título concedido de Doctor Honoris Causa, al ignorante iletrado.

La campaña del Acre se inició el 30 de abril de 1899 y concluyó en noviembre de 1903. Hecho sobresaliente de la Guerra del Acre es el combate de Bahía y la Columna Porvenir. Bahía es el antiguo nombre de la ciudad de Cobija (La Perla del Acre) convertida en la capital del departamento de Pando.

El pueblo pandino rememora su efeméride en conmemoración del combate de Bahía, la hazaña de aquel grupo de valientes tacanas que además de honrar la destreza del indígena siringuero Bruno Racua, comprende al patriota empresario del caucho, el cruceño don Nicolás Suárez Callaú, quien puso su gente, dinero en efectivo y dotó de armas a la Columna Porvenir para combatir a los separatistas en defensa del territorio nacional. También los hermanos Gonzalo y Simón Moreno, Federico Román, Ignacio Paz, Luis Donato Moreira, Manuel Tovar, Claudio Farfán, el cabo Manuel Bazán, muertos en combate y otros defensores merecen mención honrosa. Nicolás Suárez nació en Santa Cruz el 10 de septiembre de 1851 y murió a los 88 años en 1940. José Plácido de Castro, ascendido a coronel y nombrado gobernador del Acre, murió asesinado en 1906.

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