Hay días que conservamos en la memoria y nos gusta recordar. Nos referiremos a un día especial, por el que vale la pena testimoniar admiración hacia nuestros héroes nacionales, quienes simbolizan templanza, firmeza y lealtad por la Patria. Los bolivianos exteriorizamos admiración y reconocimiento, como expresión de un verdadero respeto, a quienes encarnan virtudes ejemplares para la sociedad boliviana. El 8 de octubre de 1967, insurgentes extranjeros se atrevieron a penetrar las fronteras del país, buscando cambiar nuestra forma de vida y dilapidar nuestras riquezas, pero fueron derrotados definitivamente por el ejército boliviano, luego de seis meses y 14 días de lucha, cayendo prisionero el Che Guevara, ante la presencia decidida de dos soldados bolivianos. Él clamó por su vida, “no disparen, soy el Che”, “valgo más vivo que muerto”; olvidándose del lema que hoy usan los socialistas: “patria o muerte”. Desde ese instante, nos damos cuenta que ese lema es para que acaten “los de abajo, la masa, el campesino, el rebaño”, porque los dirigentes comunistas no pueden morir; contrario a todo ciudadano, que lucha por sus ideales, nunca se entrega a su enemigo. Un idealista muere luchando por su Patria, como lo hicieron nuestros héroes nacionales, por nuestra libertad. Históricamente, el Che Guevara nada hizo por nuestro país, pero la dirigencia política socialista, sin imagen que la inspire, desata campañas glorificadoras de un criminal que vino a tomar por las armas el gobierno del Estado, manchando sus manos de sangre en Bolivia y en diferentes partes del mundo. Esa figura oscura motiva a los socialistas de hoy, para reprimir y someter a todo un pueblo, mientras ellos se convierten en una rosca privilegiada, con lujos y enorme poder, tanto político como económico.
Cualquier manifestación en homenaje al “Che”, implica un agravio a nuestro país, un agravio a los héroes nacionales. Los bolivianos que traicionaron a Bolivia uniéndose a los guerrilleros, traicionaron a la Patria, delito suficiente para castigarlos con todo el rigor que las leyes de la guerra lo permiten, aun mas cuando toman las armas y prestan servicios en ejército enemigo. En tiempo de guerra se castiga con la pena de muerte (Art, 54 del Código Penal Militar). En honor a los héroes de Ñancahuazú, los bolivianos que aman la libertad debemos unirnos, bajo principios del respeto a los valores constitucionales que definen y fundamentan nuestra democracia. Debemos recordar que en una democracia plena es como mejor son representados y defendidos los derechos humanos, la libertad, la dignidad de las personas y los intereses de los ciudadanos, pero cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad ni a la ética, es justo que la sociedad reaccione para que empiece a defender con pasión su honor y el honor de su Patria.
Con el ejemplo que nos legaron nuestros héroes nacionales; en la búsqueda de paz y seguridad, los bolivianos han perdido el miedo, a cambio de ver fortalecido su autoestima y el orgullo colectivo, con el fin de lograr una Patria grande, llena de aspiraciones, donde nadie quede excluido, porque Bolivia es de todos y para todos. ¡Gloria a los héroes de Ñancahuazú!
Cnl. (SP) Jorge Santistevan Justiniano, abogado, docente universitario.