En un artículo anterior señalábamos que el espíritu y filosofía universitarios debe fundarse en la pluralidad de ideas, la promoción del espíritu crítico, la ética como principio, insumos que permitirán a los universitarios avanzar hacia una escala de valores esencial a la persona. Con esto aludimos a que las aulas no sean foro de adoctrinamiento ideológico ni utilización política.
Si miramos alrededor, vemos que la calidad académica y formativa de estos centros (públicos y privados) ha descendido peligrosamente, ubicando al país muy secundariamente al respecto. No es una apreciación personal, así lo indican recientes parámetros comparativos internacionales. Ese es el visible estado actual que se confronta, además es el término medio de la formación superior a nivel de Latinoamérica –no debe servirnos de consuelo– donde indudablemente quepan excepciones.
Otra de las falencias de las universidades del país (públicas y privadas) es la falta o débil investigación científica, semejando una especie de tabú. Habíamos señalado la investigación como categoría fundamental para cumplir una de las misiones universitarias específicas. Se aprecia sin embargo algunos aportes inconexos de lo que debería ser una política de investigación. Así parece corroborarlo la falta de información que refleje los resultados de la extrañada tarea.
La investigación científica –si es tal– se la desconoce por falta de medios de información. Tales serían las revistas y folletos. Algunas pesquisas realizadas nos permiten concluir que las únicas carreras de la UMSA que han editado revistas son: Ciencia Política (no proporciona información de si se trata de revista o más bien de tipo libro (2207- 2010); Facultad de Medicina, Revista Cuadernos (2014-2018, dos ediciones año, es la más continua). De la misma Facultad, revista de Tecnología Médica (sin datos de publicación). Por lo que permiten conocer los portales de Internet, el resto de facultades no edita revista alguna. La edición o publicación es importante para el público y no sólo destinada a circulación interna de reducidos ámbitos universitarios. Estas son omisiones académicas increíbles, interpelando el rezago intelectual y científico objetivo en relación con los países del continente.
En las universidades del extranjero, según muestran sus revistas, prima un saludable paradigma de emulación trasuntado en artículos y opiniones de sus docentes. En nuestro medio si algo trasciende en este tema proviene de las carreras comprometidas ideológica y políticamente, empeñadas en difundir dogmas y consigas de su especialidad. Las anima el deseo de cumplir la tarea encomendada por conciliábulos afines y proporcionar insumos al público de izquierda, aprovechando los medios proporcionados por las universidades públicas.
Conforme a lo anterior, las instituciones pares despliegan incesante actividad editora y asiduo envío más allá de sus fronteras en concepto de intercambio. El país recibe revistas y otro material de índole académica de esa fuente, pero lamentablemente no participa en el intercambio por carecer casi en absoluto de material. Ilustraciones del tipo mencionado llegan no sólo al sistema universitario, sino que cubren todo el espectro educativo y las esferas estatales vinculadas. Destaca que las universidades de Centro América participan regularmente del intercambio pese a sus limitadas posibilidades. En contrapartida, en lo nacional resulta patética la ausencia de lectores por el bajo interés en esta clase de temáticas.
Sin contenidos literarios ni científicos, la UMSA editaba un suplemento hebdomadario en algún matutino. Tal publicación informativa se circunscribía a actividades no académicas de las carreras o de sus eventos deportivos, aniversarios, infraestructura, actuaciones protocolares de sus autoridades y otros de menor importancia. Se podría decir que se trataba de una imitación de lo acostumbrado por ministerios, instituciones descentralizadas, etc., con finalidades propagandistas. No decimos que sea malo hacer conocer al público esas actividades, pero a nuestro juicio resta seriedad. Los recursos y la energía que supone esa edición se habría ejecutado mejor a través de una revista selectiva de los mejores aportes del cuerpo docente, destinado a quienes requieren de esa naturaleza de fuente.
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