domingo, diciembre 22, 2024
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La Paz, a 473 años de su fundación

Cuando se aproxima a cumplir quinientos años de que fue fundada por Alonso de Mendoza, la ciudad de La Paz registra una nueva etapa de su tradicional espíritu nacional y democrático. A lo largo de su existencia, en ningún momento el pueblo paceño dejó de lado esa característica que la convirtió en el blasón de la nacionalidad boliviana, para conducirla a nuevas metas de prosperidad.
Se trata, en efecto, no solo de una condición regional, sino de la vigencia de un espíritu de desarrollo que mira hacia el futuro y combate por llegar a él. Nunca ha dejado de tener ese espíritu y siempre ha puesto en ese fin sus más caros sacrificios y voluntades y no solamente con objetivos teóricos, sino sustancialmente prácticos.
En su lucha por la nación, el pueblo paceño protagonizó el gran levantamiento popular del 16 de Julio de 1809, que hizo posible que se proponga de hecho poner fin a la etapa colonial del entonces Alto Perú y pasar a la condición de nación, determinación que, sin embargo, fue sofocada por el régimen monárquico español por medio del sanguinario José Manuel de Goyeneche, que aplastó el movimiento revolucionario y envió a la horca al caudillo Pedro Domingo Murillo.
Ese sacrificio de sangre se expresó nuevamente en la Etapa de Grandeza de Bolivia durante el gobierno de Andrés Santa Cruz y en la Batalla de Ingavi, cuando el enemigo invasor tenía el fin de hacer que Bolivia deje de ser Nación y vuelva a convertirse en provincia de un país extranjero, como ocurrió en tiempos pasados, cuando caudillos incas invadieron, hacia el año 1400, el territorio del Collasuyo y lo colonizaron, sometiéndolo a una tiranía destinada al saqueo de sus riquezas y el sojuzgamiento de su población.
Ese sacrificio no fue el último, ni mucho menos. Cuando se produjo la opresión de gobiernos antidemocráticos y antinacionales, a partir de la dictadura de José María Linares, el pueblo paceño volvió a levantarse y culminó su lucha cuando la tiranía de Mariano Melgarejo fue derrotada en enero de 1871, en las calles de La Paz, cuyas casas fueron incendiadas por sus habitantes para impedir el paso de las hordas del tirano.
Enseguida, el ínclito pueblo del Illimani no escatimó esfuerzo para poner su juventud en las filas militares para defender el Litoral, invadido por ejército extranjero. Tampoco dejó de hacer todos los esfuerzos para evitar el saqueo de sus metales, en particular la plata que se vació a raudales en el último tercio del Siglo XIX.
En esas dramáticas circunstancias de colonización y feudalización de Bolivia, el pueblo paceño volvió a señalar que Bolivia no debía ser conducida a la condición colonial y feudal. Entonces protagonizó la insurrección del 12 de diciembre de 1898, con el fin de acabar con el régimen reaccionario. Luego de la insurrección triunfante, el pueblo paceño organizó un nuevo ejército que salió al altiplano y derrotó en los campos de Paria, Oruro, al ejército conservador que venía a La Paz para arrasarla con un bombardeo de artillería. Pero, alevosamente esa rebelión fue traicionada, aunque de inmediato el espíritu de lucha del pueblo renació y, en nuevos heroicos episodios durante 50 años, para imponer al país su verdadero rumbo histórico hacia la democracia y la nacionalidad.
En este nuevo aniversario de fundación, la Ciudad de La Paz y su pueblo mantienen invariable ese espíritu que en su himno proclama “La Paz, que en este día de gloria se engalana de triunfos, cuya historia recuerda su esplendor…”.

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