La ciudad de La Paz fue fundada en 1535 por don Alonzo de Mendoza, con el objetivo de ser un lugar de descanso, pero principalmente para conmemorar el fin de la guerra civil entre almagristas y pizarristas, bautizando a la ciudad con el nombre de “Nuestra Señora de La Paz”
Debió ser impresionante en esa época, ver un valle entre el altiplano y las montañas, dividido por un río que corre de norte a sur, al que confluyen otros más pequeños, como si se tratara de una arteria, alimentada por venas aumentando su poder.
Hay muchos hechos históricos y políticos que marcan la vida de esta ciudad que se encuentra a 3.600 metros sobre el nivel del mar y protegida por montañas y un nevado que es su guardián eterno, el Illimani.
“La tea que dejo encendida nadie la podrá apagar” (Pedro Domingo Murillo, 1809) es la frase que se recuerda cada año, ya que fue en La Paz donde se propagó por primera vez la voz de la independencia, expandiendo su llama por todo el continente americano.
Al recorrer la ciudad uno se encuentra con el legado de la colonia: calles, viviendas, iglesias y también casi de forma subliminal, pero al mismo tiempo palpable, con el vestigio y la sabiduría de una de las civilizaciones más antiguas del mundo, la cultura Tiwanakota.
La mezcla entre la arquitectura colonial y las modernas estructuras se ve entrelazada con la vida activa de su población. Cerca de dos millones de habitantes viven en La Paz y le dan la característica que toda capital del mundo tiene: negocios, comercio, industria, salud, educación, servicios, etc.
Al ser La Paz la capital política de Bolivia, en ella se encuentran el Poder Ejecutivo y el Legislativo.
El turista es siempre bienvenido, pues una de las características del paceño es su amabilidad y su amistad. Son muchas las zonas de paseo y descanso que tiene el Departamento de La Paz, desde el lago navegable más alto del mundo, Titicaca, hasta las zonas de valles y santuarios ecológicos protegidos del Amazonas.
Espero que, con esta breve pincelada de palabras, hayan podido despertar en ustedes su espíritu viajero y por qué no aventurero, recordándoles que tienen en La Paz a un amigo.
M.SC. Ing. Daniel Navajas Orellana, Master en Diseño y Gestión de Aeropuertos.
navajas.d@gmail.com