lunes, diciembre 23, 2024
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¡Educación a distancia!

Posiblemente estando de vacaciones entre un período y otro del curso escolar, mi padre para que no estuviese tan ocioso e inducirme a estar ocupado (algo intranquilo no solo en casa, ¿10, 12 años?) me planteó que estudiáramos juntos a partir de un pequeño libro, con contenidos, ilustraciones y evaluaciones sobre un curso de Mecánica Automotriz.
Me llamó mucho la atención además de la exigencia del “viejo” en que si comenzaba, había que terminarlo con buena nota (interesante, la educación comienza por casa); el documento o texto en cuestión procedía de los Estados Unidos, del cual previamente uno se suscribía, pagaba y por vía aérea te enviaban un sobre a casa; hacías las evaluaciones en un tiempo prudencial establecido y lo reenviabas (siempre vía correo), al concluir el curso (2 o 3 meses) te enviaban un certificado de culminación y con los resultados.
Al ser el curso sobre reparación de carros, que en ese momento estábamos lejos de tener uno, la clase se convertía en empírica (totalmente teórica), pero lo positivo era que soñabas arreglarlo algún día. Sencillamente, aunque en ese momento al ser tan jovencito, desconocía términos técnicos educativos, pero recibía clases por correo y por qué no ¿educación a distancia?
Ese colegio o institución de siglas H.C. cumple en este 2020, ¡100 años de fundada! Hoy la misión de la misma es la siguiente “…ofrecer una alternativa real y efectiva a la enseñanza tradicional escolarizada, por medio de la Educación a Distancia por Internet; una modalidad de educación libre de calendarios escolares, de requisitos académicos o de edad, de horarios de clase, de salones completos o lejanos, y de clases incompletas. Una alternativa para progresar en forma individual, efectiva y al momento, por medio de un aprendizaje sólido, práctico, y económico”
¡Bingo!, dice en la misión de la cual extraigo “…por medio de la Educación a Distancia por Internet”, luego se visualiza un proceso de evolución, con el uso de la tecnología, pero la otra parte es que estudiar desde la casa no es nuevo ni es una moda, aunque sí una solución ante el Covid-19. Diría –y no soy el primero– que la pandemia ha acelerado una herramienta o vía de la educación a la que posiblemente tendremos que dirigirnos los profesores para trabajar desde la casa.
Como todo cambio –ante inventos, como el automóvil, aviones, telefonía, industria tecnológica, otras– donde suelen siempre existir detractores, pero ¿y la respuesta ante ello? No hay de otra, adaptarse y prepararse fuertemente para mantener la profesionalidad, la creatividad, la innovación, la investigación, etc.
Habrá que crear mínimas condiciones –computadora, internet, impresora, celular, audífonos, escritorio posible local de trabajo, donde las distracciones sean lo menos posible (siempre desde casa), una planificación idónea, horarios de clase en línea, atención a las diferencias individuales– lo cual implica una fuerte inversión económica y sobre todo de tiempo –no solo en la preparación previa de las clases– sino ante “la pantalla” de su recurso tecnológico.
La institución también deberá cambiar, no queda duda ya que las aulas de clase “desaparecen” y pasan a los hogares del personal docente, ¿dónde los cambios?
Mediante una plataforma educativa que permite gestionar lo que sucede en el aula de forma online, de manera colaborativa; reglamentos, normativas, capacitaciones permanentes, organización, el establecimiento de un canal de comunicación eficiente y permanente con docentes y estudiantes; apoyar al profesorado y estudiantes en brindar los medios necesarios tecnológicos, para garantizar con ello la buena marcha del proceso educativo.
Indiscutiblemente es un gran reto y, de no lograrlo, nos habrá vencido el Covid. Por ende, es necesaria ya una visión no de futuro, sino inmediata. ¡Si no hay Educación, no hay salud!

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