jueves, enero 23, 2025
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Lo digital, una ventana abierta al mundo y otra a la montaña

Parte I

El acceso a internet de alta velocidad es un paso esencial para el desarrollo rural de la economía digital. ¿Pero en qué punto estamos?

Hace unos días recibí una llamada de mi operador de internet para comunicarme que la segunda línea contratada pasaba de cobre a fibra óptica por la misma tarifa y sin ningún coste. Esta línea se encuentra en un pueblo de 500 habitantes de la provincia de Ávila.
Desde entonces llevo varios días reflexionando sobre la brecha digital. Este asunto es algo importante que ya forma parte de las principales agendas políticas. Por fin. Porque la falta de una buena conexión implica falta de oportunidades por no tener acceso a los recursos que ofrece la economía digital. Además, afecta tanto a la vida personal como a la profesional. Esto es, en definitiva, la definición y a la vez consecuencia de la brecha digital.
Este paradigma podemos analizarlo desde tres enfoques:
La no conexión a internet o conexión de mala calidad que afecta principalmente a zonas rurales.
La incapacidad económica para acceder a dispositivos (hardware) y programas (software) adaptados a las necesidades.
Desaprovechamiento de los recursos digitales disponibles o falta de competencias para su uso.
Centrémonos en el punto 1. Parte de la dicotomía entre lo urbano y lo rural se pierde con lo digital. Por ejemplo, un estudiante de bachillerato de un pueblo que necesita refuerzo extraescolar, puede tener acceso a clases online. Por no hablar de la democratización del conocimiento que supone el acceso a internet. Por eso es de vital importancia que la conectividad sea una realidad, al menos, para todos los servicios solicitados desde casco urbano, sea cual sea el tamaño de la localidad.
En el caso de la instalación de fibra óptica que se está llevando de manera masiva a todos los rincones de España, tenemos otra oportunidad intrínseca. La instalación de la fibra óptica se hace junto a la de fibra oscura, es decir, hilos sin utilizar para futuros aumentos de la capacidad demandada. Según escribe sobre la fibra oscura la CNMC en su blog:
“Los tubos que se instalan bajo el suelo para transportar -entre otras cosas- fibra óptica, suelen tener una capacidad superior a la que la demanda de comunicaciones requiere. Resulta comprensible, pues, que las empresas operadoras al abrir las calles decidan dejar instalados “hilos” sin usar para no tener que volver a levantar los suelos cada vez que aumenta la demanda de conexiones.”
Por lo que, en el futuro próximo o no próximo, si la economía digital requiere mayor capacidad de conexión, toda la red tanto urbana como rural, estará lista para activarse. No debemos olvidar que la infraestructura para el desarrollo de un servicio ha de implementarse previamente al uso masivo. Es decir, la inversión es previa a la comercialización. Esta es la parte más costosa y más lenta. Algo así sucedió en su día con la infraestructura de telefonía móvil UMTS (3G), que se instaló años antes de que los ciudadanos supiéramos lo que era un Smartphone.

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