Una de las características esenciales de las películas Kingsman fueron las espectaculares escenas de acción, desde la impresionante masacre en la iglesia en el servicio secreto hasta la persecución de autos a toda velocidad por las calles de Londres en el círculo dorado. Pero gran parte del tiempo, esa acción fue futurista y estaba vinculada a armas muy avanzadas y tecnología de punta. De modo que al ambientar esta precuela más de un siglo antes, los realizadores tuvieron que repensar cómo representar esas secuencias. “Esa fue, en realidad, la parte más difícil –explica Matthew Vaughn–. Porque si miras cómo se representaba la acción en el pasado, eran tomas de ángulo ancho con una coreografía de ocho o diez segundos y luego se hacían primeros planos, y se volvía al ángulo ancho. Hicimos algunas cosas de esa forma, pero no creo que el público esté listo para ir tan atrás. De todos modos, la acción no está tan espectacularmente estilizada como en las otras películas”.
Harris Dickinson dice que esa decisión influyó tanto en su entrenamiento como en su trabajo en las escenas de riesgo. “Las escenas de lucha, en particular, son más realistas –comenta el actor–. Eso fue algo de lo que Matthew me habló al principio, que no quería que las peleas fueran glamorosas debido a la tragedia que fue la Primera Guerra Mundial y todas esas muertes”.
Y continúa diciendo: “Comencé a entrenar en octubre, apenas me dieron el papel. Hacía tres horas con los dobles y dos horas con mi entrenador. La idea era que estuviese bien en forma, que estuviese fuerte y en condiciones, de modo que gran parte de mi entrenamiento fue de tipo militar”.
Hacia el final del rodaje, Dickinson tenía una escena nocturna en “tierra de nadie”, en donde tenía que correr cargando a una persona en la espalda. “Estaba tan cansado que apenas podía conversar –recuerda Dickinson–. Y tenía que salir y darlo todo. Fue muy duro. Había hecho, literalmente, meses y meses de entrenamiento para ese momento. Una carrera de 50 o 100 metros, con este hombre a la espalda”.