La Educación presencial –el profesor y el estudiante interactúan “cara a cara” – sobrepasa actualmente los 900 años de existencia formal, al menos en el ámbito universitario (se recoge datos sobre que la Universidad de Oxford, Inglaterra, inicia en el año 1096 – Siglo XI, siendo hoy una de las promotoras en la creación de la vacuna para el covid-19).
Sacando cuentas, son más de 900 años y con cifras cerradas tenemos: Siglo XXI – XI = 10 siglos o centurias, equivalente a unos 1.000 años. Por lo visto son muchos años yendo a clase, interactuando los estudiantes entre sí y el docente al frente de la clase.
¿Cuántos años llevamos de educación virtual? Es importante señalar que la virtualidad la determina la existencia de recursos tecnológicos, por una parte y, por otra, ¿en qué momento comenzaron a ser utilizados específicamente para la Educación?
Indagando en la Historia encontramos: Creación de sistemas (PLATO) para enseñar por computadora (1972); programas que se incorpora a la enseñanza (sistemas operativos y lenguajes de programación) [1985]; Creación de la Word Wild Web (1989); Uso de las computadoras en los centros educativos; creación de materiales didácticos; e-learning; redes sociales; imágenes; videos… (1990-…), datos que nos conducirían a la siguiente operación matemática: 2020 – 1990 = ¡30 años nada más de Educación Virtual!
Quitar hábitos de más de 900 años versus 30 años, nos hace reflexionar en cuanto a que la Educación Virtual es más o menos un adulto joven (que inicia a los 20 años y concluye a los 40), considerando que no hubiese brecha tecnológica, es decir el entorno ideal de tanto docentes como estudiantes cuenten con computadoras u ordenador, internet, etc.
De acuerdo con el Diario de España (abril 2020) 826 millones de alumnos no tendrán acceso a un ordenador o computadora en el hogar; según la UNESCO, en el mundo, por otra parte, unos 706 millones de alumnos no tienen internet en sus casas (según una alianza internacional coordinada por el organismo de Naciones Unidas, basándose en las estadísticas de la UNESCO y la Unión Internacional de Telecomunicaciones).
Otro dato interesante es que unos 56 millones de estudiantes residen «en lugares donde no llega la cobertura de las redes móviles», lo cual no le permite el uso de celulares y otros medios.
Tanta desventaja de la educación virtual, dada “su juventud”, incide en que la educación bajo la modalidad virtual se valore como sus primeros pasos y por ello no necesariamente tenga la calidad necesaria y suficiente para el aprendizaje de los estudiantes en estos 6 primeros lustros.
Consideremos tres factores recientes que incidieron en la “masividad” de la Educación Virtual, al menos en América Latina. 1) El uso de las TIC (ya mencionado). 2) Estallidos sociales en más de 10 países (2019) y la pandemia (2019), hechos que obligaron a que las instituciones educativas (primaria, secundaria, bachillerato, universidades) pasaran a esta modalidad, con mayor énfasis en universidades y enseñanza media en el sector privado (que en el caso de las estatales recurren fundamentalmente a la televisión y la radio).
A lo anterior se suma la necesidad, por parte de las instancias superiores (ministerios, secretarías, entidades acreditadoras, otras), al ser la educación virtual una realidad innegable, a corto, mediano y largo plazo deberán dar respuestas a nuevas normativas, reglamentos, estructuras administrativas, académicas, enfoques pedagógicos, capacitaciones a docentes, estudiantes y padres de familia, invertir mucho más en tecnología, en redes.
De no lograrse, cabría la posibilidad de retornar a que el docente sea el TODO y que los estudiantes simplemente escuchen y de ser posible memoricen, por ende, retornar a más de 900 años de enseñanza presencial. Ah, se me olvidaba: ¡a sancionar al estudiante por el uso del celular en la clase!
El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.