jueves, septiembre 5, 2024
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Ni cambio ni recambio de ministros

La advertencia de Evo Morales al presidente Luis Arce para dotarse de un gabinete de ministros “más político que técnico”, convirtió a los movimientos sociales, una vez más, en instrumento de presión para el cumplimiento de la advertencia, concediendo al presidente Arce un plazo hasta mediados del presente mes. Fieles a la instrucción pedían el cambio del gabinete ministerial o, en especial, de algunos ministros. Sin embargo, retrocedieron antes de la fecha señalada, seguramente por el cambio de consigna. Esta retirada no es pura y simple sino bajo condiciones. Cada mes los titulares de los Portafolios están conminados a comparecer ante el Pacto de Unidad y demás grupos del MAS para someterse a una rendición de cuentas eminentemente política y no de gestión. Estos movimientos grupales prefirieren no enredarse en terrenos que no conocen, tal el de gestión. No obstante, uno de los intereses demandados no deja de ser conseguir “pegas” y prebendas.
Los ministros pasan, pues, de una supervisión del primer mandatario –si acaso la hace– o de sus amanuenses, a una dependencia múltiple o de una especie de Soviet Supremo, circunstancia en la que la autoridad presidencial resulta distribuida y disminuida. Sin embargo, la resiliencia del presidente Arce a la imposición de relevo de su Gabinete fue un intento de afirmación de su autoridad, pero revela que el primer mandatario rehúsa separarse de su actual equipo de gobierno. ¿Ve en ellos un plantel insustituible por un desempeño eficiente? Esta no parece la respuesta óptima si se ve la gestión ministerial mediocre. “Todos somos necesarios, nadie es insustituible”, dice el adagio. O, tal vez, la continuidad de los ministros que le acompañan ya un año debe durar a su imagen y semejanza de haber manejado la economía y las finanzas del país los 14 años en el poder de Evo Morales Ayma. Récord ministerial junto al canciller Choquehuanca, quien ejerció la cartera unos dos años menos. Ningún ministro en nuestra historia desempeñó tan dilatado tiempo, habiendo destacadísimos.
Mientras su antecesor cambió raras veces a algunos ministros, combinó con enroques de carteras. El año de ejercicio de Arce registra una sola destitución por delito flagrante de soborno de un Ministro de Desarrollo Rural y Tierras. Elevó renuncia Adrián Quelca Tarqui, quien estuvo al frente de Educación, ante denuncias de fraudes de exámenes para cargos dependientes de esa Cartera. Pese a este escándalo Arce lo mantuvo en el cargo hasta la renuncia. La razón de los escasos cambios es que el partido gobernante no dispone de expertos ni de técnicos a los que pueda recurrir para renovar o sustituir ministros. Entre otras cosas, por motivos como este se lo conoce como campeón de las improvisaciones.
El Órgano Ejecutivo no es ni debe ser un ente inamovible porque es parte de la dinámica política y sujeta a la alternancia que los partidos ejercitan, colocando sus cuadros en un juego habitual y necesario en política. Este cambio y recambio tiene lugar con el propósito de preparación de militantes en función de eventualidades que puedan presentarse. El MAS no practica este juego al carecer de militantes con perfiles ministeriales adecuados. Por otra parte, se ahorra sufrir el rechazo a la supuesta invitación a independientes, actúan así por escrúpulo ideológico o político. Pretende llenar esa laguna con militantes realizadores de labores básicas en las campañas, por ejemplo, atribuyéndoles el rótulo de “representantes sociales”. En todo caso, antepone el carácter “político” y no técnico, como está anotado.
Por su parte, el gabinete de ministros permaneció inmutable en torno a las presiones partidarias y sociales de cambio, las que se cernían sobre el Presidente. Esta tozudez no lo dejó en libertad de acción ni decisión. La cúpula ministerial se decantó hacia una actitud nada elegante ni decorosa. De boca para afuera, la Ministra de la Presidencia dijo que sus colegas estaban dispuestos a dejar sus ministerios en manos del Presidente. La de María Nela Prada fue una voz tan insincera como aislada y solitaria.
Si esta coyuntura dimitente se presentaba en tiempos de la República, otro habría sido el desenlace, situación que tuvo lugar muchas veces. Se habría planteado una “crisis de gabinete” con renuncia en bloque del gabinete y por escrito, otorgando al Jefe del Ejecutivo el camino llano para salir del presunto embarazo político. Aun si un ministro renunciaba, se plegaba el conjunto solidariamente. Las motivaciones podían ser distintas, pero salvaguardaban la dignidad y decencia del plantel. Hace 15 años que las autoridades de los distintos niveles miran con horror la palabra “renuncia”, así se trate incluso de escándalos públicos que las afecten y sindiquen directamente. Es que “no se puede pedir peras al olmo”.

loza_hernan1939@hotmail.com

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