lunes, julio 8, 2024
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Propiedades multiétnicas y explotación de maderas

Muchos son los reclamos formulados por habitantes asentados en propiedades en las que abundan árboles de ricas maderas, que son explotadas por empresarios madereros que, logrando permisos “especiales”, explotan troncas y las comercializan con comerciantes que abundan y que, a pesar de conseguir precios ínfimos, logran grandes utilidades. Lo grave de estas situaciones es que los legítimos propietarios de esas tierras, que son bosques inmensos, perciben montos pequeños de dinero o, generalmente, aceptan alimentos y mercaderías, llevando a cabo un trueque que es beneficioso solamente para los empresarios comercializadores de las maderas.
Prácticamente no hay regulaciones para cualquier trabajo que se realice en los bosques y son varias las contravenciones; no existen normas precisas ni títulos de propiedad debidamente legalizados; hay explotación en el trabajo; los comercializadores de madera acuden periódicamente para sacar maderas y pagan en especie o mínimas cantidades de dinero, no hay funcionarios que controlen los trabajos y menos el pago de tributos; no hay control alguno para “madereros en grande” (como llaman a los foráneos); todos los colonos padecen por falta de alimentos y artículos de primera necesidad, además de carecer de atención médica y de medicamentos. Son muchas las urgencias que el Gobierno, a través de los diferentes ministerios, debería solucionar. Finalmente, senadores y diputados que dicen representar a los originarios deberían preocuparse por estas regiones que inclusive sufren abusos por parte de explotadores y comercializadores de oro, cacao, goma y ricas maderas.
En estos tiempos de pandemia por causa del coronavirus, la situación de los pobladores originarios y otros que a través de muchos años se asentaron en esas regiones es dramática y se agrava por los altos precios que deben ser pagados por los alimentos, medicamentos, artículos y vituallas imprescindibles que necesitan. Se necesita con urgencia locales escolares, hospitales, notaría y registro civil al margen de un templo. El Gobierno debería alertar a instituciones para que atiendan las urgencias de estas regiones que, con la debida planificación, podrían convertirse en proveedoras de muchos productos que tendrían buenos mercados y seguros comercializadores en sus mismas poblaciones, evitando el ingreso de extraños que los explotan sin dejarles algún beneficio.

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