Indescriptible: ese es el término que en esta ocasión expresamos para narrar el encuentro de los estudiantes del subsistema de educación regular en un espacio académico-social, conocido con letras de molde como ‘escuela’. Prácticamente, los niños desde vísperas del primero de febrero no conciliaron sueño hasta altas horas de la noche, preparando sus materiales de estudio y pensando que, al día siguiente, retornarían a la escuela para encontrarse con sus compañeros y amigos del curso/paralelo, después de dos años de confinamiento sanitario.
Los padres de familia observaban con emoción, alegría y risa contenida cómo alistaban los niños su mochila escolar, preguntando de vez en cuando si estaban inscritos automáticamente en el curso inmediatamente superior. Se preocupaban por si llevarían guardapolvo o uniforme de hace dos años; si había la lista de materiales de la maestra X; ¿quiénes enseñarán música, educación física, religión?; ¿cuáles compañeros del curso volverán?, etc.
Entre preguntas y respuestas de los hijos hacia los padres y viceversa, pasó el tiempo; para los niños parece que el reloj no avanzaba, ya eran más de las diez de la noche. Al fin, llegó el día de inicio de actividades escolares 2022. Saludos de reencuentro en la puerta de la escuela, abrazos a la maestra en el curso, gritos de alegría, comentarios entre amigos y compañeros, brincos en el patio, cancha, pasillos de la escuela; hechos y actitudes de los niños simplemente indescriptibles, a la vista de profesores y padres de familia.
Tocaron el timbre, anunciando la hora de ingreso e inicio del acto de inauguración, sujeto a un programa especial; no podían faltar las palabras de recomendación del director de unidad educativa, acto que en esta gestión fue arruinado en algunas escuelas por la caída de la lluvia intermitente, desde tempranas horas de la mañana. Incluso el discurso de inauguración del año escolar del presidente Luis Arce empezó con una hora de retraso, por el factor clima en la ciudad de Sucre.
Hasta aquí todo marchaba sobre ruedas, todo estaba bien en el día del inicio de actividades educativas 2022. No se olvidaba ni descuidaba las medidas de bioseguridad: estudiantes, maestros y padres de familia llevaban tapabocas, alcohol en gel, guardando distanciamiento físico; se concentraban en las escuelas, esperando la inauguración. Hecho positivo y trascendental, consideramos para evitar mayores daños psicológicos y académicos a los estudiantes por la pandemia.
En las ciudades capitales de los nueve departamentos de Bolivia, aún no tomaron la decisión de iniciar actividades educativas por el factor coronavirus; especialmente en la ciudad de La Paz, anclando a los niños y jóvenes en la modalidad de aprendizaje a distancia, virtual. Para salir de esta situación engorrosa, pensamos que es oportuno empezar con clases presenciales, abrir las puertas de las escuelas en el casco urbano y varios periféricos, previniendo de esta forma mayores daños y retraso académico de los niños jóvenes estudiantes, porque no se aprende con las clases a distancia, virtuales.
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